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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Plagas,  invasiones, pandemias, azotes… - por Nicolás Guerra Aguiar

 

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Plagas,  invasiones, pandemias, azotes… - por Nicolás Guerra Aguiar *

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, a través del área de servicios públicos, alerta de un “incremento considerable de plagas en el municipio, fundamentalmente de cucarachas y ratas” (EL DÍA). Y si la plaga, en singular, ‘causa graves daños’,  es ‘abundancia de algo nocivo’, ¿debemos pensar en catástrofes, apocalipsis... según pregona la superalerta del Consistorio cuando usa el plural de la palabra? (Pasa también en nueve distritos valencianos: allí la plaga -singular- de ratas y cucarachas “sube”.) 

Control de plagas en Santa Cruz. MARÍA PISACA EL DÍA
Control de plagas en Santa Cruz. MARÍA PISACA EL DÍA

  La razón de la sinrazón ante tal abundancia de insectos masticadores y del mamífero roedor débese, según el área oficial del Ayuntamiento santacrucero, a “actitudes incívicas y a la falta de colaboración ciudadana”. Lo cual, dicho sea de paso, no me sorprende: los ciudadanos siempre somos responsables de casi todo lo negativo. Dan por sentado que ni los organismos oficiales ni las empresas encargadas de  evitar,  repeler o combatir cualquier plaga podrían haber actuado con parsimonia, despiste o acaso,  accidentalmente, con menos recursos de los necesarios.

  En fin... Salvo excepciones, no me imagino a los ciudadanos santacruceros en cruzadas contra elementales normas sanitario - educacionales y así potenciar invasiones de cucas y ratas. Ni les sospecho malévolas intenciones o  mala leche para criar, alimentar y maleducar a bichos y mamíferos -negativos para su salud- con tal de jeringar y emputar a los políticos responsables. 

  No obstante, las denunciadas plagas en Santa Cruz me hicieron retroceder, memorísticamente, al ayer (doce años atrás) para relacionarlas con una experiencia personal. Así, en noviembre de 2010 me encontraba muy cerca del Cabildo Insular tinerfeño. Intentaba recomponer en mis recuerdos el paisaje circundante de muchísimos años antes (¡cinco décadas!), mi etapa universitaria lagunera. Pretendía, incluso, ubicar al bisabuelete buque Nuestra Señora de La Luz perpetuamente amarrado a los norayes (noráis) del muelle Sur: ya su vida profesional había terminado varios decenios atrás. 

NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ EN EL MUELLE SUR, FRENTE AL CABILDO EL DÍA
EL NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ EN EL MUELLE SUR, FRENTE AL CABILDO
EL DÍA

  Una “vieja farola del mar”, por allí ubicada, lo acogió durante su último fondeo santacrucero. A fin de cuentas era mucho más antigua, y  desde tiempos inmemoriales su iluminado y ciclópeo ojo fue punto de referencia costera en  intensas nocturnales negritudes. Además, barco y farola compartían espacios, historias y una común misión: dar luz. 

FAROLA DEL MAR SANTA CRUZ DE TENERIFE
FAROLA DEL MAR SANTA CRUZ DE TENERIFE
VELA

  Por su parte, el Nuestra Señora... estremecía personales estructuras marineras, sus motores vibraban: así, los trillones de kilocalorías y las descargas eléctricas iluminaban a toda Santa Cruz (con frecuencia, incluso a los interiores de Nivaria). Pero tosedoras máquinas, estertores y enfermedades del viejo navío a veces nos jugaban malas pasadas en noches de “empollamientos” para el examen del día siguiente: ¡mala madre los parió, algún suspenso les debo! (Por cierto: como aficionados a la filología y condicionados por falsos vulgarismos y recomendados cultismos sociales, concluíamos que Nuestra Señora... no podía “dar a luz”, alumbramiento reservado a las mujeres de bien en tales años y mentalidades. En todo caso “paría luz” para la Isla.)

  Pues bien. En tal noviembre de 2010 detuve recuerdos y elucubraciones: tres personas mayores, próximas a mí, comentaban las escorrentías de semanas pasadas, como si el cielo hubiera pretendido inundar la ciudad. Una dijo que por San Andrés "Las salemas salían a montañas, y las que no se ahogaron subían por paredes y terraplenes". Sin embargo, por mucha agua que hubiera caído me pareció un vacilón del nota: las salemas (son como las bogas, con rayas doradas laterales) están acostumbradas a las aguas barranqueras cuando estas desembocan en la mar. Así lo había aprendido en Sardina (Gáldar).   

SALEMA
SALEMA

  Pero lo de "se subían por paredes y terraplenes" me dejó absolutamente apisonado,  cabreado. ¡Pues no, carajo!: con todos mis respetos, ni tan siquiera las salemas chicharreras tienen esas capacidades, por más que en Tenerife todo sea posible. ¡No!, rotundamente no: quizás disparataban los contertulios o estaban fumaos, pero no podía aceptarlo (¿acaso va uno de sanaca, singuanguo?) 

  No obstante, mi prudencia me aconsejó un “¡No se enrabisque, cristiano; déjese dil al golpito!”: ¿y si se trata de alguna variedad dialectal, el tan característico recurso a voces marineras como sucede con la voz “tolete” para referirse a un individuo torpe, de cabeza dura o al palo cilíndrico, grueso, donde se encajan los remos de las barquillas? Impuse cordura.

TOLETE
TOLETE
DICCIONARIOS CANARIOS

  Me fui directo a dos monumentales diccionarios: uno, del doctor Morera Pérez; el otro corresponde a los doctores Corrales – Corbella. Me lo aclararon: en La Palma y Tenerife la salema es, también, 'variedad de cucaracha grande, de color pardusco'. Sigo leyendo y descubro, bóbilis bóbilis, algo más: la salema santacrucera viene a ser la chopa o cuca volona de Lanzarote - Gran Canaria. Y que en una de su piruetas aéreas puede meterse por el gaznate y llegar hasta los más íntimos interiores de las personas, boquiabiertas por pérdida de dentadura postiza o acaso un paralís fugaz, interino.  

SALEMA - CUCA VOLONA
SALEMA - CUCA VOLONA

  Pero hete aquí algo más international: ¡tenemos la cuca inglesa, pero no a la manera y forma de las británicas! Obviamente es rubia, frecuenta zonas costeras, busca el clima canario por su calidez. Otrosí: cambia su nombre en otras islas -dice llamarse “chiripa”- para despistar a pululantes machos desarretados que manejan el doyuspitinlis…, ¡no vayan a quedarse pegados como lapas de fondo!

CHIRIPA
CHIRIPA

  También esta simplificada palabrita -cuca- adquiere significados muy curiosos en América. Así, si en Chile un amigo le dice en los urinarios "¡Mira qué cuca más grande tengo a la vista!", no se escame, por Dios: observa a una determinada ave zancuda dentro de la vasija (¡otra cosa es la actividad desarrollada en tales interioridades por la muy cuca!). Y en Colombia puede un hombre invitar a otro a su casa para que pruebe el placentero sabor de su cuca. (Por si así le sucediera, apreciado lector, haga el favor de comportarse civilizadamente, no eche manos a la españolísima frase "¿¡Pero con quién coño se cree usted que está hablando!?, ¡yo soy muy macho!". Simplemente se refiere a una tortita de millo.)

CUCAS COLOMBIANAS
CUCAS COLOMBIANAS

   Tanta polisemia, pues, puede liar al principio. Pero esa es la fortuna del español, por más que algunos hablantes terminen como una cuca ante tantas variedades.



* En La casa de mi tía por gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

NICOLÁS GUERRA AGUIAR
NICOLÁS GUERRA AGUIAR

 







 

 

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