Pobre Canarias, en manos de quien ha estado y está - por Antonio Aguado
Pobre Canarias, en manos de quien ha estado y está - por Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista *
Parece que nuestra tierra está maldecida y no precisamente por los de afuera y sí por nosotros mismos. Teniendo las condiciones para estar a la cabeza de todo lo bueno: clima, playas y paisajes naturales, situación geoestratégica privilegiada, posibilidad de dotarnos al cien por cien de energía alternativa: solar, eólica, mareomotriz, hidroeléctrica y geotérmica. Diversificar nuestra economía con un instrumento único como es el REF (Régimen Económico y Fiscal), etc.
Lo estamos pero en lo malo: pobreza y exclusión social, paro, trabajo precario y salarios más bajos, mayor absentismo y fracaso escolar, drogadicción, embarazos de jóvenes no deseados, cesta de la compra más cara y con productos que consumimos casi al 90% importados y de pésima calidad, comparados con los que nosotros podríamos producir, etc.
La peor maldición fue ser gobernados durante 28 años (los últimos 26 ostentando ininterrumpidamente la Presidencia) por Coalición Canaria, aun no siendo la organización política más votada, pero ha tenido la connivencia o complicidad unas veces del Partido Popular y otras del Partido Socialista Canario –PSOE-. No le han importado pactar con ellos, aún siendo muchos de sus dirigentes auténticos indeseables y algunos hasta corruptos y por ese motivo juzgados y penalizados.
Encima a los responsables o paridores de éste despropósito, “Demócratas para el Cambio”, su “gran trabajo” le fue reconocido ostentosamente por el Cabildo de Gran Canaria que le otorgó el premio Roque Nublo social 2018.
Salvo honrosísimas ocasiones la política cambia a las personas. La impresión que me causó Román Rodríguez cuando le conocí a principios de la década de los 80 fue magnifica. Era un gran luchador y se preocupaba por sus compañeros médicos en paro. Como secretario general del sector de Sanidad de la UGT y representando a mi sindicato pertenecía a la Comisión Provincial del Insalud. El director era Francisco Presa y una vez me preguntó si conocía a alguien de confianza médico para que pasara a ser su ayudante o asesor y sobre la marcha le di el nombre de Román y le dije: “si sale la mitad de bueno que su padre estás garantizado”.
Su capacitación y sencillez de aquel entonces me influyó mucho, pero más aún su padre José Rodríguez, un gran señor, como decimos los canarios un hombre cabal. Gran persona, integro y muy trabajador. Era muy respetado y apreciado en toda La Aldea. Por eso, cuando perteneciendo a la Ejecutiva Insular del PSOE, nada más conocerle a principios de 1978, me di cuenta de que era la persona indicada para liderarlo y constituir la Agrupación Local. Alquilamos una casa terrera y en la primera asamblea que organicé, lo propuse para que presidiera la gestora y los compañeros, le respaldaron por unanimidad. De todas formas estuvo poco tiempo tanto en el cargo como en el Partido y es que no era un hombre para la política.
Lo malo, es que antes de cubrir un año de legislatura, el pacto empezó a “hacer aguas”, hasta llegar a la situación actual en la que de seguir así, le costará salir a flote. Todo se ha venido agravando y más ahora con la pandemia en la Consejería de Sanidad, que teniendo mucha necesidad de estabilidad, le viene ocurriendo lo contrario, hasta el extremo de que en éste tiempo ha cambiado tres veces de titular en la Consejería y cuatro en la Dirección del Servicio Canario de la Salud.
Eso se podría explicar, si cada cambio que se produjera fuera para mejorar, pero no ha sido así, ocurriendo justo lo contrario. De no ser por la gravedad de la situación, esto más bien parecería un vodevil o esperpento, llegándose al extremo de cómo si no hubiéramos tenido elecciones, volver quienes estaban por Coalición Canaria o independientes de su cuerda, con sus equipos a ponerse al frente de la referida Consejería. Aun siendo la gran mayoría de ellos unos mediocres e incapaces y más de uno de los que están configurando los equipos, auténticos indeseables.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Antonio Aguado Suárez