Preocupante xenofobia y signos de extremaderecha del CGPJ - por Erasmo Quintana
Preocupante xenofobia y signos de extremaderecha del CGPJ - por Erasmo Quintana
La Audiencia Provincial de Madrid no ve delito de xenofobia e incitación al odio al diferente en el cartel de Vox, un bulo que dice: “Un Mena 4.700 euros – Tu Abuela 426 de pensión/mes”
Estas son las cosas que sabe hacer el órgano máximo de la Justicia en España, a cuyos miembros (dos años en funciones), les importa una higa continuar sentados en sus sillones usurpando ilegalmente unas funciones que ya no les pertenecen, si acataran el mandamiento que sobre ellos dice la Constitución. Por lo visto, la Carta Magna hay que acatarla y respetarla si le conviene a tan alta Institución; si no interesa, se le da una patada en el trasero. Pero de todo hay un porqué y es razón para que se pueda dar las más impensables insensateces. Todo parte del Partido Popular, con sus comportamientos del mejor trilero y tahúr del Mississipi. La actual composición del órgano máximo de los Jueces responde a las últimas mayorías que obtuvo el PP, por lo que los colocados allí por este partido son la mayoría. ¿Qué consigue con ello?, tener la Justicia de su parte en momentos que le salen casos de corrupción como hongos, y por ahí va escapando un partido que ha gobernado sobre todos nosotros en España.
Aclarado queda, pues, que no le interesa la renovación que determina la Constitución, ésa que hace suyos los derechos y obligaciones de todos los españoles. Lo dramático es que, sin importarles un quítame allá esas pajas, el Consejo Superior de Justicia, por primera vez desde la muerte del gran dictador Franco, no obedece el mandato que le obliga a la renovación y ahora no serían mayoría los jueces de la derecha. Hoy, por mor de las urnas democráticas, serían mayoría los progresistas. Esto es, así de claro, lo que no interesa al Partido Popular. El procedimiento para nombrar los miembros del Consejo Superior de la Justicia estuvo bien y fue el adecuado mientras le valió al bipartidismo, y la derecha, como la izquierda, se beneficiaron con sus mayorías. Desde la desaparición del bipartidismo, el sistema que contempla y mandata la Constitución no vale, porque pierden esa mayoría y ya la Justicia no arropa. Es lo que está sucediendo, por lo que haga el favor, Sr. Casado, no invocar aquí la máxima de Montesquieu, aquello de la división del poder: judicial, legislativo y ejecutivo, pues tampoco me vale: los tres poderes están compuestos por humanos, y ya se sabe.
La pérdida de imparcialidad de la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha quedado muy clara en el caso de Isa Serra, de Podemos. A ella, la encartada y primerísima interesada, se le comunicó la confirmación de su condena dos días después de que Eduardo Inda lo hiciera público en su OKDiario. El Supremo le filtró la condena. La acusaron de haberle dado una paliza (esta estilizada muchacha, un suspiro en el aire), a un fuerte y bien pertrechado antidisturbios, ¿quién lo cree? Cuando ello sucede, algo huele a podrido en Dinamarca. ¿No están ya las cosas serias de este país en la UCI, para que cada día veamos un insulto más a nuestra convivencia?
España tiene un problema gordo con la Justicia; con la violencia verbal y física, sobre todo de los jóvenes; con la homofobia y la xenofobia; con el odio al diferente; con la deshumanización y el egoísmo; con la poca empatía y visceralidad política y, en definitiva, necesitada de una auténtica reconciliación consigo misma.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana