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sábado, 20 de abril de 2024 08:14h.

Un presidente que no pudo profundizar - por Nicolás Guerra Aguiar

  Invitado a través del señor director del periódico, asistí el pasado lunes a un desayuno-coloquio que Canarias7 celebró con protagonismo de don Paulino Rivero Baute, señor presidente del Gobierno de Canarias. El título de su intervención me pareció muy interesante, despertó mi interés: “Canarias 2020, una economía más competitiva y diversificada”.

Un presidente que no pudo profundizar - por Nicolás Guerra Aguiar

 

  Invitado a través del señor director del periódico, asistí el pasado lunes a un desayuno-coloquio que Canarias7 celebró con protagonismo de don Paulino Rivero Baute, señor presidente del Gobierno de Canarias. El título de su intervención me pareció muy interesante, despertó mi interés: “Canarias 2020, una economía más competitiva y diversificada”.

  Y como nunca había escuchado al señor Rivero más de quince minutos y siempre en campaña electoral, allí que me planté en cuanto que me enteraba por el título, en primer lugar, de que Coalición Canaria (para no contradecir al presentador, señor García González, no la llamaré CoATIción) tiene visión de futuro, aunque inmediato (2020). Y, en segundo lugar, porque el señor Rivero no será presidente –y él tiene que saberlo- dentro de siete años e, incluso, hasta dudo de que pueda aspirar al mismo cargo para las próximas elecciones, cosa que, sin proponérselo, dejó muy patente en su intervención: yo, al menos, deduje que es consciente de que sus propios coATIgados no se lo van a permitir.

  Por tanto, esperaba un discurso de ideologías, meditado, sereno, crítico con su propio partido y sus Gobiernos y, por supuesto, con la sobredimensión humana que da el reconocimiento público de errores políticos y personales, que los ha habido junto a éxitos, claro. O lo que es lo mismo, un discurso que deshiciera brumosas nebulosas que deambulan aún sobre actuaciones políticas de muy difícil racionalización y entendimiento para quienes seguimos creyendo en las Ideas y, sobre todo, en las ideológicas incompatibilidades que separan a personas, grupos, siglas políticas, programas de Gobierno, visiones de la realidad, qué tipo de sociedad se pretende. Y no es que unos sean mejores que otros, en absoluto, ni que la verdad sea una e indivisible (¡mucho menos en Política!); pero resultan discordantes determinadas actuaciones que contradicen pregones y discursos (orales y escritos) con los cuales una sigla se presenta a las elecciones.

  Yo pensé que con semejante título el señor Rivero iba a hacer un análisis exhaustivo, cavilado y riguroso intelectualmente de la realidad canaria a la que, por supuesto, se refirió, y en varios momentos. Pero nada nuevo dijo, nada señaló como novedad: todos sabemos qué pasó desde el segundo semestre de 2007, cuál es la realidad actual de la sociedad canaria: paro, hambre, a veces miseria; pesadumbre; disparatada economía sumergida; aquella larguísima lista para asistencias sanitarias que siempre se niega o infravalora; desasistencias sociales; desánimo y desmoralización del profesorado con principios éticos y profesionales; impotencia y desencanto de una juventud hipotecada y sin perspectivas…

  Y también sabíamos que hace unos años Canarias contaba con ciento cuarenta mil obreros en la construcción, y que hoy la cifra no llega a los cuarenta mil. A nadie se le oculta tampoco que la obsoleta planta hotelera y de apartamentos necesita no un cambio, sí una revolución en cuanto que muchas instalaciones no han sido ni tan siquiera albeadas en muchos años. Y, como consecuencia, si se aplican políticas de recuperación, obviamente se crearán puestos de trabajo en este sector. Pero, ¿es una realidad descubierta el fin de semana anterior o, por el contrario, la descomposición arranca de decenios inmediatos? ¿Renovación, cambio, modernización? Claro, por supuesto. Pero, ¿con que créditos a los propietarios? ¿O acaso el Gobierno de Canarias cubriría los gastos? ¿De dónde saldrían los millones? ¿De las depauperadas aulas o de los machacados servicios sociales? ¿Acaso se cerrarían más plantas hospitalarias o, a la manera de la comunidad madrileña, con la entrega en manos de empresas privadas cuya legítima finalidad  es obtener beneficios?

  Si el señor Rivero partiera de la realidad y no de la utopía –dijo que buscarla es bueno-, no podría hablar de quiméricas ilusiones para dentro de siete años. No, señor Rivero, créame. Con todo mi respeto le digo que no puede usted vender, acaso imaginar, o quizás ilusionar con su planteamiento del lunes: conseguir una sociedad canaria bilingüe para el 2020.  Porque no es bilingüismo –insisto en mi máximo respeto- sustituir como usted hizo la voz usual en Canarias, voladores, por la de cohetes. Y no es que sea irregular la segunda, ni tan siquiera sospechosa en cuanto que su presencia define la amplitud del español, su riqueza, la exquisita variedad. Pero si ni tan siquiera fortalecemos el uso de variantes en Canarias, flaco favor le hacemos a nuestra identificación lingüística como pueblo.

  Si yo creyera en el señor Rajoy, me ilusionaría su afirmación de que habrá crecimiento de la economía española, aquello de que se empieza a ver un punto de luz al final del túnel. Pero me pregunto inmediatamente: ¿cómo se va a conseguir si el planteamiento ideológico del señor presidente del Gobierno español –con todo su derecho, claro; él no ha engañado a nadie en ese apartado- es ultraliberal? ¿Tendrán que ver los contratos-basura, las explotaciones a la masa trabajadora, la semiesclavización a que es sometida? Por tanto, el crecimiento del 1% en Canarias del que usted habló en su intervención, ¿cómo se logrará?

  Sí, señor presidente, “todo es posible mejorarlo si hay voluntad”. Y estoy seguro de que lo dice usted con su mejor voluntad. Pero, ¿acaso no son necesarios rigurosos estudios, complejas estrategias, sabias disposiciones, razonados planteamientos que exigen exquisitas preparaciones humanísticas, técnicas, profesionales? ¿Cuenta usted, acaso, con gente sabia que no solo no le da la razón en todos los temas sino que, en momentos, discrepa abiertamente, contradice parches, remiendos, y aconseja escrupulosas políticas fiscales, económicas, sociales? Mire a su alrededor: ¿quién de los suyos le echa por tierra con sólidas argumentaciones algunas de sus políticas?

  Señor presidente, como le dije al final en aquel breve saludo del lunes, no hay en mí ni la más microscópica falta de respeto a usted como persona ni, muchísimo menos, al cargo que usted representa. Pero, ¿no es acaso cierto que siempre se ha de decir lo que se siente? Yo esperaba, en fin, un discurso de Ideas e ideologías, de pensamiento político. Pero usted se repitió en generalidades y no concretó. Por eso, digo, estoy seguro de que usted es consciente de las movidas caseras. Y las espadas desenvainadas, señor presidente, lo tienen a usted a la defensiva a pesar de sus sanas intenciones.

También en:

 

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=313107  

 

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/25337-un-presidente-que-no-pudo-profundizar