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martes, 23 de abril de 2024 23:36h.

La privatización del norte grancanario - por Paco Vega

PACO VEGAPrimero privatizaron el agua de abasto, luego el servicio de recogida de basuras, hace poco el alumbrado público y ahora -parece ser- intentan a hacer lo propio con los Servicios Sociales Municipales.

La privatización del norte grancanario - por Paco Vega *

Primero privatizaron el agua de abasto, luego el servicio de recogida de basuras, hace poco el alumbrado público y ahora -parece ser- intentan a hacer lo propio con los Servicios Sociales Municipales. Es un proceso que parece imparable y ordenado por un “ente superior” en los Ayuntamientos del norte de Gran Canaria, y que ningún alcalde, independientemente de su signo político, sabe o puede resistirse. El caso es que la optimización de los recursos públicos y ahorros dinerarios que anunciaron a bombo y platillo para justificar las mencionadas privatizaciones se han dado de bruces con la realidad contable de cada Ayuntamiento y la realidad física de unos servicios deteriorados o minorados. Los agujeros negros en las economías locales dejados por la estela privatizadora se cuentan por millones de euros. No es la primera vez que lo denuncio.

El problema radica en que los vecinos nos hemos hecho cómplices por omisión, dejando la gestión de los recursos públicos a cualquiera que nos alague el oído en campaña electoral y confiamos… No fiscalizamos con atención lo que ocurre después de depositar el voto en la urna, lo que sucede en los Plenos municipales -muchas veces en la línea contraria a lo que prometieron- donde realmente se cuece el futuro del municipio y de donde salen las cuantiosas subidas de impuestos, que luego protestamos airados en la barra de bar o en la tienda de la esquina, pero que son única y exclusivamente consecuencia de nuestra dejadez y exceso de confianza.

Si bien es cierto que todos vamos desbordados con nuestros asuntos cotidianos (trabajo, paro, hijos, enfermedades, etc.), y que ellos también procuran distraernos con “el circo” (fútbol y fiestas), mientras tanto abusan de la confianza que hemos depositado y hacen su agosto, por incompetencia o por avaricia, nunca por el interés general que todos pregonan a los cuatro vientos, con privatización de servicios o con obras emblemáticas de incierto futuro.

Si depositamos la confianza en un político o partido es para que me resuelva satisfactoriamente los asuntos de interés general y realice una correcta administración de los dineros del públicos. Para ello debo pedirle información, transparencia y facilidad para la supervisión. En caso contrario ese señor no puede repetir mandato porque le estoy dando un cheque en blanco, y luego,  “a reclamar al maestro armero”. En realidad muchos de ellos interpretan así el voto en urna durante las elecciones, como un “cheque en blanco”, de otra forma no se entendería la falta de transparencia en asuntos de tremenda trascendencia para el futuro municipal, no se entendería tampoco el oscurantismo (léase las dificultades a la retransmisión de los plenos por los medios de comunicación). Quien nada teme nada debe ocultar…

Lo mínimo que se debe pedir a un gestor público es precisamente eso, transparencia, y que sea un buen gestor. Si no sabe debe irse a su casa. Encomendar a una empresa privada los asuntos públicos, que además de hacerlo bien tiene que ganar dinero (es de pura lógica) es la más astuta y vieja de las mañas para hacer negocietes con los amigos. En estos apaños los únicos que pierden son los usuarios del servicio, los trabajadores municipales y los vecinos que tarde o temprano tendrán que “rascarse el bolsillo” con la correspondiente subida de impuestos a los desmanes que les vamos permitiendo de cuando en cuando. Privatizaciones que además se hace bajo la fórmula administrativa suavizada de “concesión administrativa”, eso si, por 20 o 50 años…

No sé qué me resulta más desagradable de las privatizaciones, si la falta de capacidad para gestionar lo público por quien dijo representar el interés general de los vecinos, o las trapisondas que muchas veces esconde esta fórmula que en nada beneficia a quien lo paga, el pueblo.

Hay otra cosa que me resulta especialmente desagradable, por falsa y perversa, y es que estas decisiones sean tomadas por políticos que se hacen llamar PROGRESISTAS.

* En La casa de mi tía por gentileza de Paco Vega

paco vega