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jueves, 25 de abril de 2024 21:42h.

De no propiciar banca pública a destruirla. La “izquierda” oficialista al rescate - por Carlos Martínez

 

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De no propiciar banca pública a destruirla. La “izquierda” oficialista al rescate - por Carlos Martínez, politólogo, secretario general del PSLF, miembro del Consejo Científico de Attac. Fue secretario del Consejo de Administración de Caja Granada cuando Julio Rodríguez fue su presidente.

 

 

No es la primera vez que el PSOE propicia operaciones de privatizar la banca pública. En el estado español había banca pública incluso sectorial, por ejemplo dedicada a créditos a la construcción y el crédito inmobiliario, a la agricultura, a los ayuntamientos y diputaciones a través del Banco de Crédito Local o una entidad señera como el Banco Exterior de España. A esto había que añadir una poderosa red de cajas de ahorros que profundamente enraizadas en las clases populares controlaban más del 50% del ahorro popular y eran entidades no privadas. La banca privada siempre anheló la desaparición de las cajas o el hacerse con ellas y de paso con nuestros ahorros. Los bancos públicos cumplían una función de servicio público y prestaban a pequeñas empresas, cooperativas y a municipios siempre endeudados o las cajas de ahorro ejercían una banca de proximidad y eran los bancos de las clases humildes. Largo Caballero consciente de ello, durante la II Republica promovió una legislación al respecto y las protegió, pues su origen es muy anterior. 

Pero la presión continuó durante y tras el franquismo, aunque nada desapareció. Fue Felipe González con la mano de hierro de su ministro derechista Solchaga quien comenzó a privatizar y a disolver la banca pública y por cierto fue el Banco de Bilbao el primer beneficiado con la desaparición del BCL o del Banco Exterior. Las Cajas resistieron y de hecho fueron la hucha de las Comunidades Autónomas que las convirtieron en su juguete y banco. Las Cajas sufrieron además una dura campaña de desprestigio al objeto de poder ser privatizadas. El primer gobierno que las amenazó fue el de Aznar, pero Zapatero ejerció de puntillero.

Es curioso el empeño de la escisión felipista del PSOE por apoyar a los grandes bancos privados, lo cual no debe ser muy ajeno a sus deudas y pactos no conocidos al objeto de obtener financiación electoral a devolver cuando las ranas críen pelo. De hecho la mayor parte de los partidos les deben mucho más de lo que confiesan. Siendo cierto que Aznar y Rajoy dieron golpes de gracia a lo poco de banca pública que quedaba, es por otra parte lógico según su ideología. Lo que no es lógico que es que la llamada socialdemocracia española se empeñara tanto en ello, contradiciendo con ello el ideario socialdemócrata que si bien puede no plantearse una nacionalización total de la banca –que en ocasiones ha propiciado- si defiende entidades de crédito públicas y bancos territoriales públicos.

La anterior crisis del 2008 se saldó con un gran rescate a la banca y Rajoy fue su ejecutor. Rajoy rescató entre otras a BANKIA que ya antes el PP de Madrid y Valencia habían saqueado a sus entidades antecesoras y designó el equipo directivo que sigue siendo el que hay, es decir todos los altos ejecutivos de BANKIA los nombró el PP y a la justa heredera de Solchaga, señora Calviño, no se le ha ocurrido cambiarlo. No me extraña, una fusión no es un huevo que se hecha a freír y el propio equipo dirigente de BANKIA lleva trabajando el asunto hace tiempo, así como en su privatización, se supone que con el apoyo gubernamental. Todo entra dentro de la lógica blairista y felipista que alumbra la politica económica del gobierno de coalición progresista.

Las fusiones solo perjudican a la clase trabajadora y a las clases populares. Me explico. Las fusiones suponen miles de despidos, de hecho toda la Banca española desde 2008 a nuestros días y a pesar del rescate multimillonario que no nos ha devuelto ha despedido a miles de empleadas y empleados, destruyendo miles y miles de empleos dignos, de los que cotizan por nuestras pensiones y pagan impuestos o revitalizan el comercio. Ha cerrado varios miles de centros de trabajo, es decir sucursales de bancos y cajas, todo ello pudiendo mantenerlos perfectamente, si no veamos sus beneficios. Con la excusa de la coincidencia territorial o local se despide y cierra. Pero es que también ha perjudicado y mucho al ciudadano o ciudadana de a pie. La España rural y vaciada se ha quedado sin servicios bancarios, se han cerrado las sucursales de los pueblos y ahora se comienzan a cerrar las de los barrios. Numerosas y numerosos jubilados sudan tinta china para poder pagar un recibo o se hacen colas cada vez más largas en las sucursales para poder ser atendidos por personas que hasta ahora les inspiraban confianza y resolvían sus problemas y que ahora siguiendo órdenes los envían al cajero automático. No se olvide, la banca incluida la privada y según ley es un servicio público.

La crisis de 2008 y la actual están siendo utilizadas al objeto de promover la gran concentración bancaria y de esta forma crear un gran oligopolio bancario que sin competencia y en manos privadas actúe sin humanidad ni voluntad de servicio. De hecho los trabajadores y trabajadoras están siendo sustituidos por aplicaciones en los teléfonos móviles.

La idea de evitar concentración bancaria, no poder acumular riesgos y diferenciar banca comercial de industrial o inversora y de crear banca pública o garantía pública son las principales recetas que Roosevelt buscó al objeto de superar la crisis del 29 en el siglo pasado en los EE.UU, la de Hitler también para salvar el capitalismo, fue la II guerra mundial. Esto lo advierto porque el trumpismo internacional no le hace ascos a esa opción.

Así pues hemos de decir que la politica económica del gobierno Sánchez es la de la eurocracia de Bruselas, de la que Calviño es miembro, así como que esta eurocracia y los gobiernos liberales y derechistas europeos la imponen, a pesar de ello, Alemania que obliga a otros lo que no hace, sigue con más de cincuenta cajas de ahorros y bancos públicos. Por tanto Sánchez al igual que ya pasó con Zapatero carece de politica económica propia, es decir practica la de la gran banca privada, la burocracia de Bruselas y la que impone el Banco Central Europeo que como sabemos no tiene control público ni de la propia UE. Es decir seguimos la senda del felipismo.

Por tanto el problema ahora son los y las trabajadoras que por cierto, cuerpo a tierra que hablan los sindicatos, es decir dos, que afirman que su interés son los puestos de trabajo pero que altos dirigentes “sindicales” ya afirman que no es tan malo el asunto, que vamos a ver. Dicho esto hemos de advertir que la defensa de una banca pública y la oposición a un oligopolio bancario es cosa de los que trabajan en banca, sí, pero sobre todo lo es de toda la sociedad, de las pymes, la economía social, las clases populares, la clase obrera que hemos de exigir crédito asequible, trato humano de servicio público y control democrático sobre el dinero y el crédito. La banca debe servir también para promover empleo y economía, pero no para hacer negocio a costa de no solo de nuestras cuentas bancarias, sino de nuestros impuestos vía rescates o gobiernos imponiendo sus designios políticos es decir haciendo la politica real y efectiva. Por la banca pública. 

  

   * La casa de mi tía agradece la gentileCARLOS MARTÍNEZ PSLFza de Carlos Martínez

 

 

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