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jueves, 25 de abril de 2024 07:24h.

Provisionalidad - por Rafa Dorta


Hace Rafa Dorta una curiosa pirueta. Doble mortal y patada a la luna, diría yo. Inicia planteando la angustia que produce esta vertiginosa sucesión de los acontecimientos, que hace que nada sea, no ya definitivo, sino por lo menos estable. Y termina haciendo de la cuaresma, carnaval, porque, y me parece sensata la conclsuón, cree Rafa que cuando toda esta sociedad estalle, será la salvación, porque podremos volver a empezar. Visto lo visto, es, dede luego, lo que cabe esperar.

Provisionalidad - por Rafa Dorta

Vivimos instalados en lo provisional. La estética de la fugacidad se nos presenta en los anuncios publicitarios como el icono de un tiempo sin tiempo para pensar en algo distinto a la idea de escapar, con la máxima cantidad de dinero posible. El Compro Oro no es una tragedia social, sino una marca, como el Stop Desahucios, y aunque en ambos casos se trata de personas desesperadas de carne y hueso, no pueden transmitirse con eficacia si el lema no viene expresado con una tipografía adecuada en amarillo chillón o dentro de la conocida señal de tráfico con el fondo en rojo.

Lo cierto es que ya hay pocas novedades que retengan nuestra atención lo suficiente como para no ser engullidas inmediatamente por las siguientes, en una sucesión interminable de estridencias. Han pasado tan solo ciento cincuenta días del comienzo de este nuevo gobierno en la confusa entidad llamada España, y pareciera que llevamos cuatro años de agotadoras noticias que se solapan unas a otras dejándonos en un estado de  total escepticismo sobre la solidez de instituciones históricas. Las continuas ofertas comerciales que inundan nuestras pantallas dejan un sitio reservado para que el sentido de la vista pueda seguir en tiempo real la evolución de la bolsa, los mercados y la prima de riesgo, mientras saboreamos una mezcla de conservantes con aromas prefabricados. A día de hoy todavía tenemos rey, PSOE, PP, y un más que dudoso sistema democrático, pero quién podría adivinar lo que veremos de aquí a un mes, cómo imaginar y acertar con tus previsiones a treinta días vista, cuando la híper velocidad de los acontecimientos hará envejecer a esta misma reflexión que ahora escribo en un tiempo estimado de entre seis y ocho horas, a partir de su publicación.

Los expertos económicos demuestran una y otra vez que esa categoría, la de considerarse experto en algo, ha perdido mucho sentido en favor del cambio constante y acelerado de una realidad que huye volando, asustada de sí misma. Mutamos, luego existimos, sería el nuevo patrón de conducta para la sociología del esperpento cotidiano. Ni siquiera la evidencia de la brutal transformación que está comenzando a producirse en todos los ámbitos de nuestra vida, tiene una forma física reconocible, pues la superficie es inconsistente, como sucede con la volatilización de los valores o las continuas agresiones a nuestra frágil autoestima. El referente es que no hay referente, y ya no vale para nada ir a votar cada cuatro años cuando el orden político es el fiel subordinado de un modelo económico que nos mantiene aturdidos de puro miedo.

A pesar de todo, no debemos preocuparnos en exceso. Sólo hay que esperar al estallido final de ésta espiral enloquecida. Desde la sensación de vacío provocada por el agujero negro posterior, desde esa chatarra flotante, recuerdo del mundo artificial y artificioso, conseguiremos empezar a juntar las piezas de nuevo.