Los que abuchean son el chorizo del bocadillo - por Erasmo Quintana
Los que abuchean son el chorizo del bocadillo - por Erasmo Quintana *
La gamberrada de una parte del público asistente fue una réplica de años anteriores y parece que esperan con ansiedad el momento de poder faltarle al respeto al presidente del Gobierno, solo cuando éste es del PSOE. Ya se ha convertido en un clásico que un grupo de invitados fachas e intolerantes, abucheen con insultos a un miembro del Estado, violentando la celebración más importante de España, el Día de la Hispanidad. Así, que ya no hay un buen desfile de las Fuerzas Armadas, sin el chorizo del bocadillo.
Cuesta aceptar que en acto solemne, un grupo asista tan solo para dar la nota incivil destilando odio, y que a esa gente solo le interese eso, porque allí no van a otra cosa. Hay un pueblo cutre y bruto oculto en la penumbra esperando la mínima para saltar sobre su presa. Y grave es que el hecho de insultar repetidamente a un miembro del Gobierno, en vez de provocar el mayor de los rechazos por lo que tiene de bajeza, lo que produce en casi todos es la socarrona sonrisa y, bajo capa, la íntima complacencia.
Yo me pregunto, si lo mismo se lo hacen al Rey Felipe, ¿se tendría la misma aceptación? Seguro es que habría más de un detenido por las Fuerzas de del Orden, y esa noche duermen en las instalaciones policiales. Por ello, cuando el insulto y el abucheo se convierten en una necesidad, ¿por qué alguien con un poco de vergüenza no coge un megáfono y dice: “Señoras y señores, en breves momentos dará comienzo el solemne acto del desfile de las FFAA por el Día de la Fiesta Nacional. Se ruega abstenerse de lanzar gritos ofensivos a ningún personaje público o del Gobierno. Si se rompiera la solemnidad de la celebración con esa actitud bochornosa del insulto personal, deben saber que podrá tener consecuencias desagradables para quienes incurran en dicha conducta.” Algo tan fácil, y no se hace nada.
No digamos si este comportamiento gamberro lleno de odio, lo hiciera algún grupo que pertenezca a Unidas Podemos, por ejemplo. ¿Alguien me puede afirmar que nada harían por detener a las personas que lo hagan? Sabemos que los llevarían en volandas a un coche celular directo a la Comisaría.
El ejemplo lo tenemos reciente: ¿Durante cuánto tiempo estuvo un grupo afín a Vox acosando con gritos ofensivos y caceroladas, día por día, sin faltar uno, el hogar de Pablo Iglesias e Irene Montero, sin que las fuerzas de Orden Público intervinieran para desalojar a los fachas que impedían la tranquilidad, no solamente de los dueños, sino de unos niños o bebés a los que se les negaba el descanso? ¿Qué hubiera pasado si esto mismo lo hacen en el domicilio, también durante meses, de Pablo Casado (PP)? Querido amigo lector: ¿de verdad duraría tanto tiempo como tuvieron que soportar los de Podemos? Mi sentido común dice que no. En una entrevista televisiva, recabando la opinión de la ministra de Defensa, Margarita Robles, sobre los insultos al presidente, dijo estar de acuerdo con la libertad de expresión, pero que ésta tiene su momento para expresarse. Pienso que no llegó al fondo del problema; claro que se tiene el derecho de expresión, pero no del insulto personal gratuito y mendaz.
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* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana