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jueves, 02 de mayo de 2024 15:16h.

Quizás nuevos Lópeces tiempos - por Nicolás Guerra Aguiar

Poco a poco, como en estratégica actuación propia de mentes universalizadas y que tienen en continuas efervescencias las células grises, el señor López Aguilar se deja caer por Canarias

Poco a poco, como en estratégica actuación propia de mentes universalizadas y que tienen en continuas efervescencias las células grises, el señor López Aguilar se deja caer por Canarias ya no solo con presencias físicas sino con palabras e ideas cargadas de sentido común, como casi siempre, y con serenas victorias como las del viernes y sábado pasados en ambas capitales provinciales frente a la acomodada maquinaria oficial, aparente remedo de un ayer combativo. Por eso le emputan (centroamericanismo y canarismo) sinuosas declaraciones que insisten sobre estrategias porque dicen que pretende volver a la política canaria, tal si su empeño fuera asaltar la Bastilla, símbolo del despotismo y la tiranía en la Francia de 1789.

Según él, tales manifestaciones son «grotescas y ridículas». Sin embargo, para un gran sector, incluso de no militantes, es una necesidad, una urgencia, algo absolutamente vital para que se produzca un cambio en Canarias porque 130.000 paisanos les retiraron su voto a los psocialistas canarios. Traducción: las cosas se hicieron muy mal, incluso desde la propia esencia, dicen que más interesada en colocar a devotos frente a personas competentes propietarias de ideas, pensamientos, sentido crítico, renovaciones y rejuvenecimientos.

Hace unos años, la ciudadanía canaria descubrió en él a un aparente progresista político de una nueva generación que potenció al señor Zapatero para que fuera candidato a la secretaría general del PSOE, y este ganó en 2000 al aspirante de la anquilosada estructura. Y en 2004 vencen al señor Rajoy (PP), por más que algunos barones psocialistas deseaban un fracaso estrepitoso. Poco después, 2007, el extraordinario éxito del ya ex ministro en las elecciones al Parlamento de Canarias, aunque no consiguió la presidencia del Gobierno a pesar de ser el más votado. Luego, la propia frustración de muchos psocialistas sin despachos, coches oficiales, cargos y nominillas canceró al PSC, se produjo la marcha del anteayer vencedor y, ayer, obstáculo para futuros pactos con quien fuere menester.

Pero tengo mis dudas sobre la retirada del señor López Aguilar: no sé si su partida se debió a que había pactado encabezar la lista al Parlamento europeo en caso de que no lograra el Gobierno canario o, al contrario, fue que lo invitaron, pues era el inconveniente para el acceso al poder por la escalera de incendios. Aunque caben dos opciones más: una, que su zóon politikon (‘animal político’, Aristóteles) lo incitara a nuevos caminos más universales. Y otra, la pesadumbre ante puñales que se elevaron en su contra: Tu, quoque, fili mii?, ‘¿También tú, hijo mío?’.

Consecuencias: las siguientes elecciones en Canarias las ganó el PP (tampoco lo dejaron gobernar), y los psocialistas canarios perdieron once señorías. Y también es cierto que el estrepitoso fracaso no se debió exclusivamente al mal funcionamiento de Madrid, cómoda justificación impropia de mentes preclaras y ordenadas como las rectoras del actual grupo político en Canarias. (Por cierto, no sé si en su etapa de Bachiller llegaron a traducir al fabulista latino que escribió aquello de Peras imposuit Iuppiter nobis duas… -‘Júpiter nos puso dos alforjas: / detrás, en la espalda, la que está llena con nuestros vicios; / y en nuestro pecho, la cargada con los defectos ajenos. / Así…’).

Y aunque es cierto que la oposición quema, tampoco se puede negar que es muy llamativo –ideológicamente- el pacto de los psocialistas canarios con CC, nacionales los primeros, nacionalistas los segundos, con todos mis respetos. Pero, en fin, dentro de unos años los votantes premiarán o no ese acoplamiento.

Por tanto, el señor López Aguilar vuelve a la primera fila de la Política para impulsar supuestos «nuevos tiempos», mas no en primera persona (¿y por qué no?). Y como anteayer, apuesta por el cambio, por la nueva gente que puede llevar a la señora Chacón a la secretaría general del PSOE frente al señor Rubalcaba, legítimo aspirante pero muy marcado después de treinta años al servicio del Poder, cuando no compartiéndolo y, en momentos, en plena y absoluta encarnación.

Con el respeto al juego limpio, nuestro paisano confabuló lícitamente y de acuerdo a sus principios éticos y estéticos en contra de la candidatura del señor Bono a la secretaría general del PSOE en el año 2000. Y ahora lo hace por la señora Chacón la cual representa, dice, «la profunda renovación» del Partido, tan necesitado –fueron cuatro millones y medio de votos perdidos- de los progresistas que no militan en el PSOE pero que otrora estuvieron a su lado. Son los mismos que no le dieron su apoyo a causa, entre otras, de las políticas neoliberales del anterior Gobierno del cual, no olvidemos, formaron parte los dos candidatos actuales a la secretaría general. Y no solo no dimitió ninguno, sino que ni tan siquiera fueron críticos, al menos en público.

Supongo que no es ningún disparate aventurar que el señor Soria López aspira, legítimamente, a la presidencia del Gobierno de Canarias. Y nada me extrañaría que si la señora Chacón gana la secretaría general, el propio Partido le pida al señor López Aguilar que empuje en las ínsulas para que otros «renueven el futuro», compleja tarea pero apasionante y vital pues en Canarias, sin pacto, nadie gobierna, y a él se le nota activo, productivo y feliz como portavoz del grupo socialista en el Parlamento Europeo