El almendrero de Nicolás

Rebrotes y matojos - por Paco Déniz

Se le olvidó a Paulino Rivero escribir en su particular misiva a los reyes, ahora, por estas fechas entrañables: “Majestad, usted no se preocupe, que si sale algún brote independentista yo mismo saco la hoz y lo siego de raíz. De hecho, esa, y no otra, ha sido nuestra principal misión desde que nos refundamos: frenar cualquier intento de actividad política que surja en Canarias ajena al tripartito político dominante. Sean independentistas, izquierdistas, ciudadanía crítica, obreros que se niegan a ser clientes y votantes cautivos de sus empresas de colocación, .… y, si usted nos concede algunas prebendas más, podríamos seguir siéndole fieles como hasta ahora. Pero… claro, necesitamos algún que otro gesto, de lo contrario podrían surgir rebrotes”.

Esa advertencia de Rivero, de nuevo cuestionada y matizada de manera desleal por el alcalde lagunero, sigue moviéndose en la escena del victimismo trasnochado que no nos ha llevado sino a la adquisición de algunos fondos de compensación y prebendas que se reparten empresarios afines y actividades que dan votos. Lo que demuestra que el presidente está mal asesorado, que no hay teoría detrás de sus acciones, no hay proyecto político, sólo un par de huidas hacia los lados por ver si recompone a sus huestes. Huestes que, según se desprende de la cartita, estarían dispuestas a agitar el independentismo a la voz de ¡YA! de su líder. Sólo esperan la consigna. Ese es el farol que también se marcó Paulino. Pero es un farol que da risa, pues si sus huestes son como el comité de CC de Tegueste que, sirviendo de correa de transmisión del españolismo más furibundo, presenta una moción contra el fallo de Estrasburgo contra la doctrina Parot, guárdenme una cría.

De todas maneras, y en honor a la verdad, cierto es que el independentismo isleño siempre se ha segado en los vestuarios y en ello han participado la izquierda y la derecha españolista, y cuando no ha sido así, se ha fagocitado y autodestruido en cinco minutos. Nunca llega a brotar. Una lástima. En cualquier caso, Majestad, usted no se preocupe que, aquí, en Las Afortunadas, más que rebrotes lo que hay es mucho matojo que impide que nazca algo con fundamento.

Paco Déniz