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viernes, 29 de marzo de 2024 00:12h.

Salvemos el edificio de los Salesianos de Guía - por Erasmo Quintana

 

erasmo quintanaEl estado tan lamentable que presenta el antiguo Colegio de María Auxiliadora, popularmente conocido como Colegio de los Salesianos, ha saltado a la palestra una vez más, sin que la parte propietaria, la Diócesis de Canarias, aparezca por ninguna parte.

Poniendo el dedo en la llaga

Salvemos el edificio de los Salesianos de Guía - por Erasmo Quintana, exmilitante del PSOE y UGT *

colegio salesianos guíaEl estado tan lamentable que presenta el antiguo Colegio de María Auxiliadora, popularmente conocido como Colegio de los Salesianos, ha saltado a la palestra una vez más, sin que la parte propietaria, la Diócesis de Canarias, aparezca por ninguna parte. Esta edificación fue obra de la benefactora de Guía, Dña. Eusebia de Armas Almeida, ubicada en la vía que une el casco histórico con el populoso barrio de La Atalaya. Dña. Eusebia era viuda del general de la Guardia Civil, Ignacio López de Agayar, muerto en el levantamiento militar de 1936.

eusebia de armas almeida

No tuvo hijos ni descendencia directa, por lo que todos sus bienes y pertenencias: el propio edificio del colegio; extensas fincas de plataneras en producción; acciones de agua; joyas; acciones en Iberduero, etc., quería donarlas, mediante testamento, a la Congregación Salesiana de Don Bosco. La Diócesis de Canarias, según D. Guillermo Navarro González, sacerdote y exprofesor salesiano de 90 años, valiéndose del abogado de Dña. Eusebia, D. Antonio Limiñana, que a su vez lo era también del Obispado, pudo convencerla para que el testamento lo hiciera a favor de la Diócesis de Canarias, con el peregrino argumento de que podía haber un nuevo Mendizábal que, como en 1835, desamortizase estos bienes a las órdenes religiosas, cosa que no ocurriría si pertenecen al Obispado, prometiéndole que “todo lo que rente su fortuna sería para el sostenimiento de su colegio”. A todo esto, en 1955 la generosa dama guíense sufría una hemiplejia y perdió el habla. Moriría cinco años después, en su domicilio de Guía. Sus restos descansan junto a los de su esposo en una cripta bajo el altar de la Iglesia del mismo colegio de los Salesianos.

La comunidad salesiana se había hecho cargo de poner en marcha el Colegio, atendiendo la voluntad testamentaria de la fundadora, que ordenaba “se sostengan 20 alumnos en régimen de internado y el máximo posible de alumnos externos, para lo que el Colegio asignará lo necesario en el mantenimiento del mismo”. Cuando aparecen las primeras dificultades y estrecheces económicas, la comunidad salesiana le pidió al entonces obispo, antonio pildain zapiainmonseñor Antonio Pildain Zapiain, la cesión de la administración de todos los bienes de Dña. Eusebia, al considerar que la administración obispal no era la correcta, y que les era imposible sobrevivir en aquellas condiciones. La respuesta, mediante el letrado de la Diócesis, fue negativa. En 1966 monseñor Pildain se jubilaba y la misma queja se hizo al sucesor monseñor José Antonio Infantes Florido, del que recibieron idéntica respuesta. En agosto de 1971, la Comunidad Salesiana, infantes floridoasfixiada y dolida por tantos desplantes, tira la toalla y se va de Guía, donde tanta buena cosecha dejó de jóvenes talentos. Trascurrido todo este tiempo, 45 años, el municipio nunca les hizo un homenaje de agradecimiento. Lo único que se ha visto es el abandono de un edificio singular, tirando a cochambroso, convertido en almacén de materiales municipal y sus estancias superiores con un metro de altura de excrementos de palomas.

 

En el transcurso de todos estos años, Ángel Tristán Pimienta ha señalado a Antonio Limiñana y Juan Ramírez Valido como los vértices de la polémica sobre el auténtico espíritu de la testadora. Hubo una Comisión Ciudadana de Guía que visitó a monseñor Infantes Florido para denunciar el flagrante incumplimiento por parte de la Iglesia, de la voluntad de Dña. Eusebia: “que toda, absolutamente toda la fortuna es para los niños pobres de la Comarca, en especial de mi pueblo de Guía”. Finalizaba esta Comisión afirmando que “nadie pide al Obispado obligaciones propias del Estado o del municipio, pero sí que se cumpla al pie de la letra la voluntad de la testadora”. Nada se ha movido hasta hoy. Para finalizar esta obra descomunal de las miserias humanas, preguntamos, evidentemente sin respuesta, por las causas profundas de lo ocurrido. Quien conozca y haya leído “La araña negra”, de Vicente Blasco Ibáñez (1), sabe de lo que hablo.

la araña negra blasco ibáñez

*En La casa de mi tía por gentileza de Erasmo Quintana

ERASMO QUINTANA RESEÑA

 

(1) La araña negra, en pdf, tomos 1 y 2:

http://www.biblioteca.org.ar/libros/155060.pdf

http://www.biblioteca.org.ar/libros/155061.pdf