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viernes, 26 de abril de 2024 15:48h.

SLIMANE, primer largometraje de José A. Alayón - por Ana Beltrán

Hace unos días, asistí al estreno de una película, un largo, el primero de José  Ángel Alayón, cineasta tinerfeño, aronero, para más señas, formado en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba. Ya  había estrenado uno de sus cortos  en el mismo cine, el Víctor,  de eso hace algunos años, pocos. Creo que era su primer trabajo, no recuerdo muy bien; lo que sí recuerdo, es que aquel corto se me hizo cortísimo...

SLIMANE, primer largometraje del cineasta José A. Alayón - por Ana Beltrán

Hace unos días, asistí al estreno de una película, un largo, el primero de José  Ángel  Alayón, cineasta tinerfeño, aronero, para más señas, formado en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba. Ya  había estrenado uno de sus cortos  en el mismo cine, el Víctor,  de eso hace algunos años, pocos. Creo que era su primer trabajo, no recuerdo muy bien; lo que sí recuerdo, es que aquel corto se me hizo cortísimo.

Pero volvamos a lo que hoy nos ocupa.  El día del estreno se presentó desapacible, la lluvia impenitente y machacona no invitaba a salir de casa. Sin embargo, y pensando en aquel magnífico corto, me alié con el paraguas y presurosa me dirigí al Cine Víctor. 

Desde el escenario, el cineasta tinerfeño nos brindó unas escuetas palabras, las de rigor, para inmediatamente presentar a los actores de su flamante film, que con él  compartían el marco escénico. Según dijo, aquellos jóvenes no eran actores de oficio, ni siquiera lo era Slimane Larhoti, principal protagonista del largo que lleva su nombre.  Y esa fue una de las sorpresas: el joven Slimane, interpretándose a sí mismo, se desenvuelve en cada una de las escenas como pez en el agua, lentamente, como si quisiera recrearse en su propia desgracia. Del mismo modo lo hace Moha, su compañero de penurias, también él parece recrearse en la suya, que viene a ser la de los dos,  la  que atañe a ambos.  Esta palabra es dura, desde luego, pero es la que mejor  puede aplicarse a las penalidades de todo tipo que sufren los jóvenes inmigrantes (ésa es la temática), antes y después de salir de un centro de menores, cumplida ya la mayoría de edad, y con el consiguiente estado de marginalidad que ello conlleva. Este filme está basado en hechos reales, en ellos se adentró  José A. Alayón para llevarlos a la pantalla, desde donde nos muestra su descarnada dureza: la realidad pura en que viven estos jóvenes, sin empleo ni posibilidad de encontrarlo. Son chicos sin “papeles”, que lo único que pueden hacer es malvivir, sin un euro en el bolsillo ni un lugar donde refugiarse, tratando de, antes  que nada y a toda costa,  esconder  su “irregularidad”.  

La película es una coproducción hispano-marroquí, y los actores son del propio reino alauita. Ha sido rodada en El Rosario,  Arona, San Miguel y Granadilla de Abona. Se presenta en versión original, con subtítulos. Sobre ella me cabe añadir unas cuantas palabras: salí del cine con el alma encogida.

Mi sincera felicitación a José Ángel Alayón por esta hermosa obra, además de desearle suerte en el Festival Internacional de Cine de Dubai, donde su película será  proyectada  entre el 11 y 13 de diciembre.  Será  a lo grande, a escala mundial.