La sustracción de pruebas incriminatorias por la policía política española - por Erasmo Quintana
La sustracción de pruebas incriminatorias por la policía política española - por Erasmo Quintana *
Los principales protagonistas de este relato son Luis Bárcenas y su esposa Rosalía Iglesias, José Manuel Villarejo, Sergio Ríos y Enrique García Castaño. Entre bastidores, el Partido Popular. La acción comienza con la intervención de los Tribunales de Justicia acompañados por las Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil), que destaparon y desarticularon tramas de corrupción de partidos políticos a todo lo largo de un tiempo reciente. Ya en 2019, dos cuerpos, el policial y judicial dieron con un caso singularísimo: una red de comisarios corruptos que utilizaron Fondos Reservados del Ministerio del Interior para una operación secreta, consistente en ocultar la corrupción del Partido Popular en momentos en que éste gobernaba.
“Una trama (del PP) para robar, desde la provisionalidad de este momento procesal, puede afirmarse que habría consistido en la captación y manipulación de Sergio J. Ríos Esqueva, a la sazón conductor de Rosalía Iglesias, esposa del extesorero del PP, Luis Bárcenas, como colaborador informante del Cuerpo Nacional de Policía, para obtener de dicho colaborador, en cuanto persona de la máxima confianza del matrimonio, información concreta sobre el lugar en el que Luis Bárcenas y su esposa ocultaría el material documental, relacionado con el referido partido político (PP) y altos dirigentes del mismo, a cambio de una retribución mensual con cargo a Gastos Reservados y el acceso de Sergio J. Rios al Cuerpo Nacional de Policía a modo de recompensa con el fin de acceder a dicho material antes de que fuera conocido por la autoridad judicial en la investigación que se llevaba a cabo en el seno de la pieza separada de las diligencias previas 275/08 del juzgado central de Instrucción n.º 5 de la Audiencia Nacional.”
En la conocida Operación Kitchen, el mismo juez García-Castellón se atreve a afirmar que en la operación policial, indiciariamente, se pagó con Fondos Reservados, incluyendo regalar un puesto de funcionario en la Policía al confidente que consistió en robar documentación. Yo no sé a ustedes, mis amigos, pero lo que es a mí, se me ponen los pelos de punta comprobando el grado tan extremo de corrupción en nuestro país, esa que se practicaba (y practica) desde el que fuera Jefe del Estado, al último de los miembros de partidos políticos que llegan al poder, y si ese poder es absoluto, de mejores veras. Esto es lo que nos hace ver que el ideal de la gobernanza en un país no reside en las mayorías absolutas, y sí en aquellos gobiernos que necesitan la coalición de una o varias formaciones. De esta guisa, unos se vigilan a otros, levantando un parapeto que imposibilita la hedionda corruptela tan al uso.
¿Saben qué les digo? Que así tienen lo que se merecen: una panda monstruosa de listillos, que no dan un paso en el manejo administrativo, conducente a un buen fin de la sociedad, que no sea en su propio, exclusivo y personal beneficio.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana