Tamer Sarkis. Masacres de cristianos sirios: ¿Oriente u "Occidente"? - por Tamer Sarkis Fernández
Tamer Sarkis. Masacres de cristianos sirios: ¿Oriente u "Occidente"? - por Tamer Sarkis Fernández, DIARIO UNIDAD
Han recorrido todas las pantallas y páginas aquellas tomas de Siria –hombre con niño en brazos, quizás muerto- merecedoras del último Pulitzer de fotografía. Impactantes y tristes, lamentables, aunque intrínseco pasto del Espectáculo, quien con comodidad y a su capricho fue caracterizando a “víctimas”, a “verdugos”, al “arma del crimen”, al “móvil del crimen”… gracias precisamente a la condición anónima y a-contextual de dicha representación fotográfica. Y nada más que eso fueron aquellas tomas premiadas, a fin de cuentas: material lacrimógeno-explosivo al servicio propagandístico de las fuerzas exteriores responsables, en última instancia, de toda la espiral desencadenada en el interior y por ende de ese “caos” aparente objeto de plañido “internacional”.
La atroz feria de muestras, compuesta por los millares de cristianos sirios desplazados, por cientos de decapitaciones, de empalamientos a crucifijo, tiene que ser apresuradamente barrida y puesta bajo la alfombra de mano de las sirvientas “occidentales” y su clerigalla. Pues, en substancia, el rastro de despojos revela con obscenidad hasta dónde llega la falacia de un “Choque de Civilizaciones” explicado a modo de colisión tendencial –inercial- entre dos organismos gordos en crecimiento endógeno, tal y como en la premisa física del espacio no ocupable simultáneamente por dos cuerpos. O como en el problema físico de los trenes circulando en sentidos opuestos.
Y es que Siria presume (o podía presumir hasta hace poco) de ser tierra de 16 credos de fe más ochenta-y-tantas corrientes religiosas, impregnando a las relaciones convivenciales que han fluido junto a no importa qué organismo político sucesivo y cambiante en la historia –como la carne y la sangre acompañan al armazón corporal-: la Siria de los amorritas y cananea costeña; la Siria de las ciudades caldeas, arameas, nabateas más tarde…; la Siria septentrional hitita; la Siria babilónica; la Siria persa y romana; la Siria Califal Omeya, Abbasí después; la Siria colonial; la Siria de la revolución nacional-democrática baasista.
¿Cómo resumir, entonces, este “Choque de Civilizaciones”?: un Programa de asesina mono-coloración de Siria (y tendencialmente de Egipto y el Oriente Árabe), siendo plegada, poco a poco, la realidad nacional a un Mapa-Espectáculo monocromo escala 1: 1, como aquél que describe Jorge Luis Borges en su relato. Un Espectáculo occidental del “Oriente-Islam” deviniendo realidad a través de la violencia organizada. Ideología-materialización que sirve para “civilizar” territorios complejos en una sola “civilización interna” oscurantista sintonizada al servicio de la “Civilización externa”, así auto-postulada luminosa y triunfante (célebre “Luz de Sión”).
Bajo la época del Hegemonismo USA, no es más que un gran Camelo pintar con mezclas cromáticas de romanticismo, populismo, auto-producción y autonomía, al terrorismo potente y capaz de golpeo internacional. Como no puede ser de otra manera, ese terrorismo es creatura de los Estados, de las Potencias y, sobre todo, de la Superpotencia. Al-Qaida ni ha nacido ni crecido en apartados desiertos como el viento salvaje va transformando las piedras en arena. La visión militar, entrenamiento, precisión operativa, puntería y disciplina que precisan los yihadistas para ocupar un país como el sirio están lejos de haber sido aprendidos por ciencia infusa, ni por inspiración divina, meditación y rezo, o en las pedrestes bases caseras que nos muestra la televisión. Su logística, su armamento, sus laboratorios químicos y de explosivos, sus vehículos, sus pasaportes e identidades falsas al volar o instalarse en “occidente”, no se los han producido ellos en el páramo.
Aquello que ocasiona el genocidio-diáspora de los cristianos sirios no es, en profundidad, el avenate de unos pastores cabreros anclados en el tiempo. Tampoco la venalidad de lúmpenes o cegueras de borregos. Este genocidio nace en el corazón de la falsa “Cristiandad” y de su plan territorializador con arreglo a una jerarquía precisa de “civilizaciones”.
En el Día de los Inocentes, 28 de diciembre de 2013
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