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miércoles, 24 de abril de 2024 23:17h.

En torno a propuestas del candidato psocialista - por Nicolás Guerra Aguiar

Vaya por delante mi total coincidencia con la promesa que realizó el secretario general de los psocialistas españoles. El señor Sánchez, don Pedro (“el figurín, el guaperas”, así lo llama el señor Jiménez Losantos en psunámicos comentarios a las seis del alba)propone tresactuaciones en su programa electoral para 2015: cárcel para los corruptos y que devuelvan lo robado. Además, rechazo a las amnistías fiscales.

En torno a propuestas del candidato psocialista - por Nicolás Guerra Aguiar *

Vaya por delante mi total coincidencia con la promesa que realizó el secretario general de los psocialistas españoles. El señor Sánchez, don Pedro (“el figurín, el guaperas”, así lo llama el señor Jiménez Losantos en psunámicos comentarios a las seis del alba)propone tresactuaciones en su programa electoral para 2015: cárcel para los corruptos y que devuelvan lo robado. Además, rechazo a las amnistías fiscales.

   Por supuesto, ninguna objeción: eso es, exactamente, lo que debe ser normal en un Estado de derecho, en una sociedad civilizada, en un colectivo humano racionalmente organizado. No obstante, nada nuevo por parte del señor Sánchez: tal supuestose escucha en la calle. Mientras tomaba elbuchitocafetil, un comentario aproximado lo hizo el señor que limpia los cristales de la cafetería (fue más radical: que vayan a la cárcel; y de allí no saldrán hasta que no devuelvan el dinero de los contribuyentes y cumplan parte de la condena). El hombre puso el ejemplo delroldanescoexdirector general de la Guardia Civil que ya cumplió quince años de su pena carcelaria (fue condenado a 31) pero no devolvió los catorce millones de euros que desaparecieron con él.

   No obstante, loable propuesta la del señor Sánchez para su futura campaña electoral. Sin embargo, de todos es sabido que antes de la sentencia hay complejas investigaciones dificultadas por falsas pistas y enrevesadas estructuras de tramas tejidas en torno a robos, desviaciones de dinero público, desfalcos… El supuesto ladrón no es tonto, y hay bancos, organizaciones delictivas, especialistas en evasiones y escapismos que conocen las mil y una ramas legales a cambio, siempre, de opíparas comisiones. Por tanto, la estructura policial que investiga debe ser, al menos, tan exquisitamente eficiente y dotada de elementos humanos y medios materiales como sus contrarios, a veces tramas mafiosas. ¿Disponen la policía nacional y la guardia civil de todo aquello que necesitan para dar cohesión absoluta a sus investigaciones y pruebas? Me temo que no.Las avanzadísimas tecnologías, por ejemplo, son muy caras, y se perfeccionan día a día hasta la sofisticación, pero están al alcance de los delincuentes. ¿Y de los investigadores?  En absoluto.

En segundo lugar, solo sus señorías inician los procedimientos. Estas deciden si se encausa o no al sospechoso. Pero desde que se inicia la investigación hasta que acaba, ¿cuántos años necesitan para culminar investigaciones y estructuraciones de las causas? Pongo dos ejemplos: el caso Faycán de Telde, con veintinueve imputados, arranca del año 2005. En julio de 2010, el señor Castro, juez del caso Palma Arena, abre diligencias de lo que será después el caso Urdangarín por supuestos hechos delictivos cometidos en 2005 y 2006. Se trata de una nueva pieza del caso Palma – Arena, iniciado en 2008.

   Respecto al primero, el de Telde, han pasado catorce años y en una discutible,mas respetable decisión, se pospuso la vista por si algún procesado podría ser candidato en las elecciones de 2015, aunque estoy convencido  de que la señora Castellano no lo será: el PP no acepta iinculpados en sus listas electorales. Y del juicio oral contra el señor Urdangarín nada se sabe, y tengo la impresión de que podemos compararlo con aquella frase –“Cuán largo me lo fiáis, amigo Sancho”- que dirige Don Quijote a su escudero. Y como definitivamente la señora Borbón Grecia fue apartada de la acusación más grave, la mujer del señor Torres, exsocio del real cuñado (cuñado real), en la defensa de sus intereses argüirá que también ella estaba enamorada. Y los amoresobnubilan mentes y atrofian razonamientos(ya se sabe por Melibea, disparatadamente embriagada en Calixto). Aunque parece que las querencias de princesitas son otras, distintas, más inmaculadas, virtuosas y purificadas que los sentimientos plebeyos, a fin de cuentas sin señores arzobispos en las ceremonias religiosas bodales.¿Y por qué tanto retraso? A la vista está: sus señorías deben atender, además, a otros asuntos que reclaman sus intervenciones.

Por otra parte,  tal queda demostrado, se trata de asuntos de millones de euros o, al menos, de decenas de miles. Por tanto, un buen despacho de abogados –y los hay, vive Dios, y muy activos aunque costosos(el quevediano “Poderoso caballero es don Dinero”)- puede dilatar actuaciones en el tiempo con la presentación de recursos y alegatos. Y si las tales tácticas legales llegan a sus límites y hay condena, siempre quedan los suplicatorios a instancias superiores. Y aunque cuestan dinero, hemos quedado en que el vil metal no escasea. Ya se sabe: “La buena vida es cara; la hay más barata, pero no es vida”. (Verdad memorizada en una taberna lagunera.)

En cuarto lugar, pueden contarse por miles los casos de quienes hoy se llaman “imputados”, especie de limbo judicial por el que entiendo que alguien es investigado en cuanto que hay fundadas sospechas de actos delictivos. De ahí, tras interrogatorios y aportaciones de pruebas por parte de los investigadores se pasa a la situación de acusado, un grado más en la escala, aunque su situación legal es la de inocente hasta que se demuestre lo contrario. Y parece que los tales imputados, en efecto, solo son sospechosos. Mírese hacia el exhonorable señor Pujol y algunos de sus hijos Pujol Ferrusola, cienmillonarios sin loterías. No obstante, nada de nada.  Más: de todos esos miles (la mayoría relacionados con la cosa pública), ¿cuántos han sido procesados y llevados a juicio, por más que sus imputaciones no son de ayer, sino de años anteriores?

   Por tanto, señor Sánchez, le aplaudo su planteamiento. Pero, comprenderá usted, solo son palabras preelectorales: sin cientos de investigadoresmuy preparados y exclusivamente dedicados a casos específicos más decenas de señorías apoyadas por otros jueces que en dedicación exclusiva estén a sus órdenes con la única función de desenredar concretas tramas delictivas, nada se conseguirá o, como mucho, muy poco. Y ya policías, guardias civiles, fiscales y jueces hacen –loable trabajo- a pesar de limitaciones numéricas y materiales.

* Publicado con autorización del autor