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viernes, 26 de abril de 2024 10:00h.

La tradición de la utopía (Carta abierta sobre la ciudad de La Laguna) En apoyo de Unid@s Se Puede - por Samir Delgado

La ciudad de La Laguna atesora desde su fundación histórica, en los albores de la historia de Canarias, aquellos desvelos originarios que dieron carta de naturaleza real a la tradición de la utopía, esa vocación universal que late en la mayoría de las sociedades que fueron el fruto de la fusión de las culturas y la convivencia acelerada entre los progresos del cosmopolitismo y la conservación pausada de las señas de identidad más preteridas.

La tradición de la utopía (Carta abierta sobre la ciudad de La Laguna) En apoyo  de Unid@s Se Puede - por Samir Delgado, escritor, coordinador del Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas, Ciudad de La Laguna)

La ciudad de La Laguna atesora desde su fundación histórica, en los albores de la historia de Canarias, aquellos desvelos originarios que dieron carta de naturaleza real a la tradición de la utopía, esa vocación universal que late en la mayoría de las sociedades que fueron el fruto de la fusión de las culturas y la convivencia acelerada entre los progresos del cosmopolitismo y la conservación pausada de las señas de identidad más preteridas.

Una ciudad de patrimonios, bustos y monumentos, crisol temprano de la urbanidad y el despegue cultural a lo largo de los siglos, que fue cuna de poetas románticos y artistas de vanguardia, en cuyo seno se entrecruzaron la herencia aborigen y el legado europeo que fue avanzadilla para el resto de enclaves humanos que dieron pie a la América con mayúsculas, y que conjuga como ninguna otra ciudad de las islas, una memoria común para muchas generaciones de canarios que compartieron en la antigua Aguere sus mejores años de juventud.

Por eso La Laguna cumple en su día a día una responsabilidad histórica por ser un reflejo vivo y concreto de los aconteceres políticos, económicos y culturales que conforman el desarrollo de la historia reciente del archipiélago. Desde los tiempos inmemoriales hasta el más urgente debate social contemporáneo, su Ayuntamiento ha tenido que afrontar el desafío democrático de representar a la mayoría de ciudadanos que comparten la realidad, variada y distinta, de un municipio que abarca tanto el casco histórico reconocido por la Unesco como a las otras zonas costeras con los últimos reductos de pesca tradicional y espacios agrícolas de medianías.

En la ciudad han debido de convivir, juntos y a duras penas, los pequeños comercios tradicionales y las grandes superficies de capital foráneo, los barrios periféricos y del extrarradio han suplido poco a poco sus carencias estructurales frente al bastión residencial más acomodado de la Vega lagunera, donde la pérdida de prácticas tradicionales populares y de esparcimiento social ha provenido de la privatización de los recursos naturales y la especulación inmobiliaria sobre el suelo. Incluso su universidad, sus colegios urbanos y centros educativos rurales, como el resto de sectores laborales y profesionales de infinito valor para el futuro, han padecido los recortes agresivos y descomunales de una forma de hacer política anclada en otra tradición distinta y contraria a la de la utopía, la tradición del caciquismo y del mal gobierno.   

Y precisamente, en la ciudad de La Laguna también han tenido lugar algunos de los episodios más trascendentales para la democracia, siendo uno de los centros neurálgicos más representativos del Estado en las luchas estudiantiles durante los años de la dictadura, el espacio de referencia para los valores ilustrados bajo la presión del oscurantismo religioso en los siglos pasados, y también residencia, natalicia y biográfica, para muchas personalidades que Tenerife dio a las islas en el decurso de la modernidad y sin los cuales no sería posible comprender el patrimonio y la historia del archipiélago: desde Antonio de Viana a Rodriguez Moure, María Rosa Alonso o el poeta recientemente fallecido Carlos Pinto Grote, junto a profesores universitarios y científicos de prestigio internacional, creadores polifacéticos y exponentes del arte y la cultura popular que han dado aliento a la ciudad en su integridad, a sus fiestas y a sus tradiciones, a instituciones centenarias como el propio Ateneo de La Laguna, que atraviesa simbólicamente a fecha de hoy, como muchos otros referentes de la ciudad, sus horas bajas en pleno siglo veintiuno.

De ahí que, ante los nuevos retos de la ciudad, aquella tradición de la utopía que dio forma a La Laguna de antes y de siempre, sea una de las bocanadas de oxígeno más clarividentes y fortalecedoras a la hora en que sus ciudadanos mantengan un pulso renovado con su historia para la consecución de una mejor calidad de vida, para los avances de la justicia social y el equilibrio ecológico, para la regeneración democrática de unas instituciones oficiales desprestigiadas por la corrupción, las redes clientelares y las prácticas abusivas de unos partidos políticos afianzados en el modelo elitista que han llevado al desenlace de una crisis total de valores, de legitimidad y de deterioro insostenible de lo público.  

Hubo un tiempo en que gobernaron La Laguna alcaldes de distinto color y condición, figuras como el pintor Pedro González o políticos profesionales como Ana Oramas que ya son parte de una historia que todavía está escribiéndose de cara al porvenir de la ciudad. En las últimas legislaturas los gobiernos de pacto y alianzas estratégicas entre el Partido Popular, Coalición Canaria y PSOE han dejado una huella incurable sobre la credibilidad política, la transparencia de la gestión y los intereses privados que se ocultan tras las paredes del consistorio municipal. Sin embargo, tras las recientes elecciones de mayo de 2015 una ola de descontento vecinal, de empuje transformador y de toma de conciencia sobre los derechos y deberes de la ciudadanía en plena globalización, han posibilitado que otras fuerzas, otros rostros, otras formas de mirar lo común y el presente puedan tener una voz unánime para el cambio en la ciudad de La Laguna. Y ese referente está ahora mismo en la órbita democrática de la candidatura de Unid@s Se Puede.

Tal vez en los próximos tiempos se pueda soñar con que la ciudad de La Laguna recupere buena parte de su potencialidad perdida, con el relanzamiento de la cultura a todas sus esquinas y la revalorización completa de su papel en la historia de las islas, donde por cierto, no hay que olvidar que todas las ciudades son verdaderas lagunas de convivencia, intercambio y crecimiento a mejor. El archipiélago lo necesita.

Cuando a finales del siglo pasado, un poeta como Pedro Lezcano presidió un cabildo insular, en una conjunción de fuerzas progresistas que hasta la fecha no se ha vuelto a poner en liza, tuvieron lugar muchas decisiones memorables a favor de la identidad de las islas y la solidaridad internacional con pueblos hermanos como el Sahara. Otros alcaldes y presidentes, hombres y mujeres de la república, exponentes de la lucha contra la dictadura en los años de aparición de la bandera de siete estrellas, que asumieron el reto de llevar a las islas a las mejores condiciones de vida, siguen esperando todo el reconocimiento público que merecen tras décadas de desmemoria, espectáculo y corrupción. También otras ciudades, de islas atlánticas cercanas, como Funchal o Mindelo, continúan a la espera de que una ciudad como La Laguna, universitaria y patrimonio de la humanidad, salga de sus años de estatismo y regresión para convertirse en nexo y puente de la Macaronesia. 

La tradición de la utopía, de una sociedad mejor, permanece a pesar de los malos tiempos para la lírica, en los amaneceres de ciudades tan nuestras y de todos, como fue y seguirá siendo, l​a ciudad de La Laguna.

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​*Samir Delgado (Islas Canarias, 1978). Escritor, crítico de arte y gestor cultural. Licenciado en Filosofía por la Universidad de La Laguna (Canarias). Máster de Investigación en Prácticas Artísticas y Visuales por la Universidad de Castilla-La Mancha. Integrante del Proyecto interdisciplinar “Leyendo el Turismo, 3 Poetas”. Coordinador del Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas y El Tren de los Poetas, Estación Internacional de Poesía Contemporánea. Es coordinador del World Poetry Movement (WPM) en el Estado Español.

Como autor ha editado los libros de ensayo “De Guajara a Tafira. Travesías del movimiento estudiantil canario” junto a Rubens Ascanio (2005) y “Una casa mal amueblada” (Baile del Sol, 2010), los poemarios “Últimal postal desde Canarias”(2006), “Poema global de la ciudad turística”(2007), “Un libro contra el fuego (2009)”, “Tratado del Carnaval en Niza” (Ediciones Idea, 2011), “Cuando Venecia y el mar” (Colección Literaria Léucade, Tenerife, 2014), y los libros “Banana Split”, galardonado con el XXIV Premio de Poesía Emeterio Gutiérrez Albelo (Tenerife), “Galaxia Westerdahl” galardonado con el XV Premio Internacional de Poesía Luis Feria de la Universidad de La Laguna y la colección de cuentos “Los jardines imposibles”, premio Milenio del Reino de Granada (Fundación Andalusí, 2013). Actualmente, gestiona el blog de autor “Purpuraria”.