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sábado, 27 de abril de 2024 02:12h.

En la triste despedida del entrañable amigo Guillermo García-Alcalde - por Erasmo Quintana

 

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GUILLERMO GARCÍA-ALCALDE
GUILLERMO GARCÍA-ALCALDE

En la triste despedida del entrañable amigo Guillermo García-Alcalde - por Erasmo Quintana

No dejaré pasar la triste ocasión que me obliga la partida de un buen amigo (esos que siempre están ahí, aunque casi nunca nos veamos), sin un adiós compungido a ese maestro de periodistas así como del depurado arte de la crítica musical del más alto nivel. Guillermo García-Alcalde fue también maestro en el oficio de juzgar las cosas del espíritu, guardadas en secreto para encanto de los siglos que le tocó vivir. Por ello García-Alcalde recibió desde aquel misterioso decreto que inclina vocaciones humanas, el don notabilísimo por excelencia, nacido fundamentalmente para guiarlas y encausarlas.

Fue su esmerada preparación intelectual un don notable por excelencia, y su conciencia, la de alguien mejor o peor dotado, pero fue la suya, convivencia de todo un pueblo donde cabían infinitos enjambres de ensueños anidando en lo más íntimo de su corazón. Gracias al amigo, el mundo todo hablaba mediante su pluma y necesitaba ser profeta e intérprete que por ella se  expresase. Y porque eso es ser periodista, añadía: “...siempre andamos enredados en lo que interesa mañana, a los periodistas nos cuesta echar la vista atrás. El ayer es carne de hemeroteca”. Por encima de toda aspiración de libertad se encontraba (para él) la humanidad, o si ustedes prefieren, el poder de la razón. Su filosofía de vida le llevaba a la dulzura en todo, y a todos trataba con la misma consideración. Su proceder pues con la gente -amiga, conocida o no- fue siempre empática, cercana, respetuosa y nunca altanera o inamistosa.

En vida fue un caballero, elegante y, por encima de todo, amigo desinteresado. Aplaudía en sus semejantes ese espontáneo enderezarse hacia la verdad y el bien por el bien mismo. No era lo suyo dejar en  ridículo a nadie, ni hacer mofa con los que sufren. Ninguna buena acción lo detenía. Yo tengo en mi semiabandonado archivo de documentos y papeles de mi paso por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Guía, unas cuantas misivas suyas, ocasionadas por aquel celo que tenía con personas que consideraba amigas, dando un atinado consejo, que en realidad no solo me beneficiaba, sino que de paso también a la institución local que yo representaba. Creaba, por tanto, el querido amigo una pacificadora y superior atmósfera, en la que, los que por cercanos amigos se tuvieron, lo acompañaron en la vía de constantes cambios -esto referido por Paco Cansino- en la sociedad que se vivía, necesitaba de medios de comunicación y de profesionales de la información que fueran capaces de reflejar los problemas que se sufría en el día a día por los ciudadanos de Canarias en su conjunto pero, de manera especial, los problemas de las generaciones nacidas a mediados de los años cuarenta, que tenían una forma muy diferente de ver las relaciones políticas y sociales en una sociedad que seguía anclada en el franquismo político y sociológico.

PACO CANSINO
PACO CANSINO

Guillermo García-Alcalde, por encima de principios morales interesados, se encontraba en la altiplanicie de la razón. Por su manera de escribir -reflejo de su sentir- perteneció a una raza que le permitió considerar, firme la mirada, las condiciones de la existencia humana como algo que podía revertir. Dicha idea la llevaba con la dulzura en las formas, a ser piadoso con los semejantes, sobre todo con los verdaderamente caídos. “Fueron tiempos complicados -dicho por Jesús Montesdeoca- porque la censura se cebó con el nuevo periódico de la mañana, La Provincia, competencia de los medios de comunicación del Régimen. Se sucedieron los expedientes gubernativos, nueve en total, y hasta un secuestro de la tirada del matutino. Aquellas sanciones, decía García-Alcalde, fueron “una advertencia nada indirecta, de la famosa Ley Fraga”. 

la provincia

El compañero y estimado luarcano, director del periódico y director general de Prensa Canaria, doblemente Hijo Adoptivo de Gran Canaria y de su capital, en esto, verdaderamente tenía palabras reclamando justicia, amor y libertad. Adiós pues, grande y sentido amigo, pues lo que queda de ti es imperecedero, toda vez que los grandes nunca mueren del todo: siempre queda algo suyo para la Eternidad. Ahora que reposas en suelo grancanario por elección propia, podemos inclinarnos ante tu tumba, acompañándonos un grato recuerdo de tu lejana tierra asturiana, esa que parió a un ser superior, el que tanto nos amó y quisiste por ello quedarte para siempre entre nosotros.   

Y escucha, amigo, en tu honor como amante de la gran música (sé que lo oyes dondequiera que estés), los bellos compases de la Marcha Fúnebre, de Federico Chopin.

MARCHA FÚNEBRE CHOPIN
GUILLERMO GARCÍA-ALCALDE
GUILLERMO GARCÍA-ALCALDE

 

* Gracias a Erasmo Quintana 

 

ERASMO QUINTANA
mancheta ene 23