El turismo, punta de lanza (IV) - por Francisco Javier González
El turismo, punta de lanza (IV) - por Francisco Javier González
Siglo XIX, turismo de estancia
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El turismo, punta de lanza (III) - por Francisco Javier González
Todo el “proturismo científico” que hemos, someramente, revisado hasta Humboldt fue realizado por autores –salvo Nichols, Torriani y Glas- que tuvieron a Canarias, especialmente a Tenerife, como punto de escala en viajes y exploraciones mucho más amplias. Sus relatos y descripciones levantaron el interés sobre unas islas que entraron a formar parte del imaginario romántico y exótico europeo como territorios deseables de conocer.
Tenerife, Hartung, v.Fritsch y Reis
" Tenerife, geologisch-topographisch dargestellt"
En este S. XIX, en cambio, los extranjeros que vienen a Canarias ya no son como parte de una escala en su viaje sino como destino final. Unos por interés científico, incluidas las nuevas ciencias antropológicas, otros por curiosidad intelectual, otros más por criterios médico-climáticos y, por primera vez, podemos hablar de turismo sensu stricto hecho por puro afán de disfrutar de un clima apetecible que, en zonas de costa, no baja en invierno de 18º de media ni sube en verano de los 25º, con escasa pluviosidad y gran luminosidad, con el aliciente de que del mar a la cumbre la variabilidad del clima es tremendamente diversa.
Las Palmas de Gran Canaria a finales del siglo XIX (Foto FEDAC)
Los geólogos
Universidad de Freiburg - Abraham Gottlob Werner
La Orotava
Hartung, v.Fritsch y Reis " Tenerife, geologisch-topographisch dargestellt"
En el Londres de 1814 y en casa de Sir Joseph Banks, presidente entonces de la Royal Society -al que ya nombramos por ser el que logró que se le devolvieran a La Billardière las colecciones botánicas de la
Puerto de La Orotava s XIX
Permanecen en las islas cinco meses y medio de duro trabajo científico, recorriendo Tenerife durante más de tres meses, Gran Canaria desde el 28 de junio al 11 de agosto, La Palma del 21 de septiembre al 3 de octubre y, finalmente, Lanzarote, desde el 17 al 27 de octubre desde donde parten de regreso a Inglaterra. En La Laguna permaneció una docena de días –del 12 al 23 de junio- empleados en sus excursiones por todos los alrededores, desde Taganana y la cordillera de Anaga a Tacoronte, el Valle de Guerra, Santa Cruz o La Esperanza, todo ello mezclado con muchas horas en la biblioteca de Alonso de Nava y Grimón, VI marqués de Villanueva del Prado.
Von Buch, en sus estudios vulcanológicos en Canarias abandona el “neptunismo” de su mentor Werner estableciendo las bases de la explicación plutonista-vulcanista de formación de la tierra. Decisivos para ese cambio fueron los estudios de los cráteres de elevación en las islas en que el magma interior levanta los materiales estratificados de la corteza que forman luego las “calderas” nombre que queda acuñado para la geología y la geografía al estudiar las de Las Cañadas, la de Taburiente y la de Tirajana.
A su regreso Von Buch publicó sus estudios en la revista “Abhandlungen der Physikalischen Klasse der Akademie der Wissenschaften” donde en 1820 publica su teoría de los cráteres de levantamiento en el artículo “Ueber die Zusammensetzung der basaltischen Inseln und über Erhebungs-Cratere” a los que siguen una serie que van desde la descripción de una erupción de Lanzarote, las descripciones del Pico del Teide a estudios climáticos sobre las islas. Todos ellos van a ser recogidos en su obra magna “Physicalische Beschreibung der Canarischen Inseln”, publicada en ocho tomos con Atlas en Berlín (1825) y traducida al francés en 1836, versión que incluye su “Atlas des Iles Canaries”. Es esta versión francesa la que, con el título de “Descripción física de las Islas Canarias”, traduce y edita en La Orotava en 1999, el más prolífico de nuestros traductores y editores de libros de viajes y exploraciones por Canarias, José A. Delgado Luis.
José A. Delgado Luis
Su acompañante, el noruego Christen Smith, trabajó la botánica isleña, sobre todo la criptógama, pero sus trabajos no llegaron a publicarse debido, tal vez, a su temprana muerte al año siguiente de una infección contraída en el rio Congo. Las notas tomadas en su viaje las publicó en Noruega Frantz Casper Kiær en 1889 “Professor Christen Smiths Dagbog paa Reisen til de Canariske Øer i 1815” que el botánico Per Øgle Sunding, también noruego, gracias a la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia, tradujo al inglés para el “Proyecto Humboldt” y expuso en el curso "Las expediciones científicas europeas a las Islas Canarias durante el siglo XVIII" de la Universidad de Verano de Adeje en el 2003.
https://web.archive.org/web/20031229090451/http:/humboldt.mpiwg-berlin.mpg.de/10b.sunding.htm
La obra de von Buch puede considerarse, a la luz de los datos aportados de todo tipo sobre las islas visitadas, como la primera guía turística útil para visitantes germanos, lo que seguramente tuvo incidencia para publicarse la edición francesa.
Pedro Maffiotte Arocha
La importancia científica de la esposa de Lyell, Mary Hornet, queda eclipsada por su marido, hasta tal punto que la escritora feminista Ellen Cole, en su obra “Women’s Work: A survey of Scholarship By and About Women” (Routledge. 2013), compara la importancia y calidad de su trabajo sobre los caracoles terrestres canarios al de Charles Darwin sobre las aves y las tortugas de las Galápagos.
El discípulo alemán –aunque nacido en Kaliningrado- de Lyell, Georg Hartung, vuelve a Canarias en la primavera de 1854, esta vez acompañado de los geólogos alemanes Karl Georg von Fritsch y Wilhelm Reiss y, como resultado de sus dos estancias, publica obras de gran importancia. Su pericia como dibujante se demuestra con la publicación de 1850 “Dibujos originales y pruebas para ilustraciones de las descripciones geológicas de las Azores y Canarias” y en “Las condiciones geológicas de las Islas de Lanzarote y Fuerteventura” publicada en Zürich en 1857. Elaborada conjuntamente con sus compañeros K. v. Fritsch y W. Reiss, en 1867 editado por Winterthur en Wurster ve la luz “Tenerife representada geológica y topográficamente, una contribución al estudio de las montañas volcánicas” que cuenta con la colaboración que presta como dibujante J. Randegger. En la obra se describen por primera vez las “tefritas” y “basanitas” como nuevos tipos de roca. Su principal aportación fue constatar que las rocas ígneas hoy son las mismas que las lavas del Terciario afirmando así el actualismo de las teorías de Lyell. Las fuerzas activas geológicamente no han cambiado desde el Terciario.
Dibujo de George Hartung
Toda la obra de Georg Hartung en alemán está digitalizada, pero, que yo sepa, no está traducida a otros idiomas.
¿Cómo era nuestra sociedad en esos momentos de auge del conocimiento europeo del hecho insular canario? Cierto que el romanticismo europeo del XIX se había extendido por las elites canarias. Mucho se ha escrito sobre ello. Mucho que nos hemos recreado en esa ilustración de las elites isleñas, pero las tertulias de Nava, nacidas a su calor e importantes culturalmente, no llegaban al pueblo. Tampoco llegó el impulso que el descendiente del Kebehí Bencomo -que no por ello formaba parte de esa burguesía insular canaria- el presbítero confesor del rey español Fernando VII, Cristóbal Bencomo Rodríguez, dio a la fundación de la Universidad de La Laguna de 1816.
Cristóbal Bencomo y Rodríguez
La efímera Universidad de San Fernando -así llamada por el régulo hispano del momento- tuvo que dejar de funcionar por falta de fondos para sostenerla y se suprimió en 1844. Para sustituirla se creó el “Instituto de Canarias”, primero, y único entonces, en la colonia. Este, para mi entrañable centro, del que tuve el privilegio casi siglo y medio después de ser profesor, no fue plataforma suficiente para cambiar una sociedad, como la nuestra, que en 1834 solo contaba con un 8% de los canarios en capacidad de leer y escribir.
En los albores del s. XX, en 1900, Canarias presentaba tasas de analfabetismo muy cercanas al 90 % frente al 64 % español. Bienvenido entonces ese turismo –o prototurismo cultural que tanto monta- que intentaré seguir reseñando. Traía entones un aire científico a una sociedad colonial en que la cultura era patrimonio exclusivo de una elite que, para continuar gobernando, necesitaba de la absoluta ignorancia de su propio ser del pueblo del que se sustentaba.
Hotel Martiánez Puerto de la Cruz S. XIX
Francisco Javier González
Gomera a 25 de abril de 2021.