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lunes, 29 de abril de 2024 10:59h.

Una vida de deudas - por Justo Menéndez Viejo

Parece claro que cada ejemplar de nuestra especie necesita algo de crédito, porque es la propia naturaleza quien nos hace vitalmente dependientes en la infancia y la vejez. No somos como otros bichos que depositan un huevo y ahí te las entiendas, nacemos incapaces de sobrevivir y tenemos una larga infancia durante la que nuestros progenitores realizan una enorme inversión económica en nosotros, que, con frecuencia, es de puro esfuerzo.

Una vida de deudas - por Justo Menéndez Viejo - Miembro de la ejecutiva de Socialistas por Tenerife

Parece claro que cada ejemplar de nuestra especie necesita algo de crédito, porque es la propia naturaleza quien nos hace vitalmente dependientes en la infancia y la vejez. No somos como otros bichos que depositan un huevo y ahí te las entiendas, nacemos incapaces de sobrevivir y tenemos una larga infancia durante la que nuestros progenitores realizan una enorme inversión económica en nosotros, que, con frecuencia, es de puro esfuerzo.

Somos económicamente improductivos, o escasamente competitivos durante buena parte de nuestras vidas y algunos nunca llegan a ser económicamente viables. Por eso, se puede decir que han sido los mecanismos de solidaridad quienes evolutivamente nos han traído hasta aquí y muy especialmente, esa "deuda original" que es la solidaridad inter-generacional; que ha funcionado tanto para los que no tienen que trabajar porque heredan ese derecho, como para la mayoría que trabaja para vivir.

En la tribu todo estaba más claro, los niños -imprescindibles para el futuro- eran muy pronto productivos; los alimentos se tenían que consumir frescos porque no se podían conservar y enseguida dejaban de tener valor; y los viejos que, no costaban demasiado y morían antes, eran potencialmente útiles por su experiencia.

Pero todo ha cambiado, ya no es el número de piezas que mata el mejor de nuestros cazadores o el rendimiento de las cosechas, no es siquiera la cualificación laboral y la producción industrial, o el PIB. Es, la economía financiera globalizada que ha llegado para quedarse, por eso la prima de riesgo y los mercados, hoy, lo rigen todo.

Un nuevo modelo que antepone nuevas obligaciones, porque aquí lo primero es pagar las deudas de los bancos y las de quienes prestaron a nuestros bancos, que son los verdaderos dueños del marrón que pagan nuestros pensionistas. Y que amorticemos esas deudas es de absoluta prioridad, más aún que la solidaridad inter-generacional, los colegios o los hospitales, porque así lo dice ahora nuestra Constitución.

Para perpetrar la estafa, al menos política y democrática, hicieron primero un cambio constitucional sin referéndum, participación, ni debate, porque en teoría no afectaba a nuestros derechos. Y luego, asumieron la deuda de las cajas evitando una quiebra que hubiera recaído sobre la banca europea e internacional, como dictan las leyes.

Y claro, desde el particular punto de vista de los políticos -esos que nos gobiernan y toman estas decisiones- desde su íntima perspectiva y viviendo su particular mundo trastornado, casi sicopático atendiendo a la falta de empatía que muestran, siendo como son, tan deudores de la democracia y de nuestra representación y en estas circunstancias; cabe que se pregunten ¿Cuánto cuestan los niños y los viejos? ¡Pero están locos!.

Y es todo peor porque se hartan a mentirnos. Como en tantas otras cosas, mienten como bellacos cuando justifican el robo y asalto a las pensiones diciendo que si el crecimiento de la población, la insostenibilidad y patatín, patatán. Cuando la historia muy reciente, demuestra que nuestro sistema de pensiones funciona y es de lo mejor del mundo cuando hay menos de un 15% de paro. Y que tiene superávit cuando "la economía va bien" (inmigración) ¿Vamos a aceptar que nos impongan esa nueva doctrina europea, donde la deuda de los bancos se anteponen a unas deudas que son con nosotros mismos como individuos y como especie?

Nos dicen los expertos que la cosa va bien que hay brotes verdes y presentan cada ínfima bajada del paro como si fuera un obsequio, algunos llegan a proponer recuperar el estado de bienestar cuanto antes. Pues bien, no se crean nada porque, dadivosas estacionalidades aparte, la deuda pública y el paro siguen creciendo tendencialmente, mientras decrece el consumo y el precio de los salarios y esa no es forma de poder pagar deudas sino lo contrario. Triste consuelo además, recuperar roto e inservible lo que te han robado.

Siguen mintiendo porque si algo ha llegado a demostrar este prodigioso veranillo económico, es que no habrá recuperación sin empleo y que si no conseguimos poner a trabajar una parte suficiente de la población, no hay nada que hacer. Y esa debería ser la proposición única de esta legislatura: Empleo.

Y para crecer en empleo, es necesario atraer una inversión extranjera prodigiosa también, porque -siguen las mentiras o fallan los diagnósticos- aquí no falta crédito, falta capital, o sea, que va para largo. Nos han descapitalizado, desde la multitud de quiebras a los desahucios, las preferentes, la bajada de las pensiones, el hundimiento de los convenios y los salarios, o la caída de los precios de la vivienda, por decir unas pocas cosas. Y lo siguen haciendo de forma programada desde la UE, porque así lo han decidido "democráticamente".

Hemos tenido un respiro, eso sí. Mejora la bolsa -que le importa mucho a JP. Morgan y un c... a los parados- porque nadie pensaba que diéramos tan poca guerra y nos pudieran apretar de tan semejante manera. Y mejora la prima de riesgo porque lo que nosotros llamamos indicador financiero, es un instrumento inductor de Sparmaßnahmen en los PIGS (esa palabra tan fea es austeridad en alemán y los PIGS somos nosotros en inglés).

Quiero decir, que en cuanto a Merkel se le pase el alegrón de poder y se haga sus nuevos uniformes de funcionaria de partido para cuatro años, volverá a utilizar el instrumento. La prima de riesgo junto a sus declaraciones componen una fantástica herramienta para inducir la desestabilización de las economías del sur, es su único efecto conocido. El cacareo de la prima sólo sirve para devaluarnos hasta ese 30% que han decidido los poderes económicos y lo aceptan alegremente nuestros gobernantes, hasta el punto de endeudar a futuras generaciones. Una vida de deudas.