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miércoles, 01 de mayo de 2024 07:22h.

Y los medios apagaron la luz – por Asun Delgado

asun delgado chicaNadie parece haberse enterado de que pagamos 10.000 millones de euros al año para mantener unas centrales de gas que se arruinarían si no las subvencionáramos económicamente. A nadie parece importarle que estemos alimentando la burbuja del gas, que es una energía mucho más cara que las renovables, ni que la gente normal y corriente sea la que pague el mantenimiento de esos negocios ruinosos. Tampoco les afecta que tengamos la luz más cara de Europa.

Y los medios apagaron la luz – por Asun Delgado, diputada de Podemos al Parlamento de Canarias por Tenerife *

Nadie parece haberse enterado de que pagamos 10.000 millones de euros al año para mantener unas centrales de gas que se arruinarían si no las subvencionáramos económicamente. A nadie parece importarle que estemos alimentando la burbuja del gas, que es una energía mucho más cara que las renovables, ni que la gente normal y corriente sea la que pague el mantenimiento de esos negocios ruinosos. Tampoco les afecta que tengamos la luz más cara de Europa.

Los que saben de esto prefieren mirar para otro lado, mantenerlo lo más tapado posible y que cuando estalle sea con otros. No sé por qué esto del estallido de una burbuja me recuerda, no al champán de las navidades, sino a la burbuja inmobiliaria que nos metió en esta tremenda crisis económica, a la que según parece, ningún economista fue capaz de prever, y ningún político ni gobierno fomentó, como si hubiera surgido de la nada.

Pues no, las burbujas no surgen de la nada, las burbujas tardan décadas en estallar, y mientras tanto, los gobiernos y los medios cómplices tratan de mantener la tapa presionando fuerte para que no reviente. El caso es que mientras se mantiene, aunque sea un negocio artificial y falso, está alimentando intereses privados de una élite a costa de sangrar económicamente a la ciudadanía.

En los meses que llevamos en el Parlamento hemos visto cómo cualquier iniciativa de Podemos podía ser noticia, aunque no siempre fuera lo más relevante, pero sí que tenía visibilidad de una forma u otra. No soy persona que esté constantemente pendiente de los medios de comunicación, ni de las estrategias comunicativas. Sin embargo, hay algo que me ha llamado poderosamente la atención: el apagón mediático sobre estos datos que expuse en la interpelación a la política energética del Gobierno de Canarias.

Ni en los medios de comunicación convencionales, ni en los nuevos medios digitales y alternativos, se dijo nada sobre el contenido de esa iniciativa parlamentaria de Podemos. Nada sobre lo que pagamos en la tarifa de la luz, ni sobre los datos de por qué es una gran estafa y por qué los gobiernos lo consienten. Nada sobre la comparativa de lo que pagamos por las renovables en esa tarifa y lo que pagamos por otros costes: nucleares, carbón, bonos de CO2, transición a la competencia, gas, grandes consumidores de energía, costes extrapeninsulares, etc. Analizando esos datos se comprobaría que, por lo que menos pagamos, es por las renovables.

Da igual que muestres los datos, da igual que se puedan comprobar, da igual que incluso sólo pidamos una mesa donde sentarnos a dialogar y verificar las mejores opciones. No interesa conocer la verdad. O están los que ya saben cuál es la realidad y, por tanto, no quieren que se visibilice; o están los que prefieren creer que es cierto lo que les cuentan desde el Gobierno, y no quieren poner en duda su posicionamiento.

De aquella interpelación los medios de comunicación sólo se hicieron eco de algo que podía haber sido anecdótico: la mesa de la energía que el Consejero ofrecía a Podemos. Obviaron todo tipo de titulares y de contenidos sobre los datos ofrecidos por nuestro partido para cambiar el modelo energético de Canarias y para rechazar el gas, no comentaron la contundencia de unos argumentos sólidos frente a un consejero acorralado que no se salía de su discurso del gas “porque sí”, incapaz de contradecir los hechos que expuse.

Consiguieron sacar una única noticia positiva para el Gobierno in extremis de aquella interpelación: la mesa de la energía. Eso tranquilizaría las conciencias que se pudieran haber visto alteradas por aquel discurso de las radicales de Podemos.

De aquella iniciativa parlamentaria surge la posibilidad de solicitar una moción, que se presentó en la siguiente sesión plenaria, y que se ha desarrollado esta semana.

La moción sólo incidía en la “Mesa de la Energía” que hicieron famosa los medios de comunicación con sus titulares. Pedía que el Gobierno creara esa Mesa incluyendo a los grupos de las universidades canarias que han trabajado en proyectos de energías renovables, a la plataforma por un nuevo modelo energético que aglutina, entre otros, a un clúster con 200 empresarios y autónomos del sector energético en Canarias, a expertos independientes y a otros colectivos que conocen y se interesan por esta materia. Por supuesto que en el otro lado de la mesa se sentarían los técnicos de la administración canaria, los de Red Eléctrica y los de Endesa.

Sólo solicitábamos que se sentaran, abiertos a escuchar, a entender lo que dice la otra parte y a buscar las mejores soluciones desde el punto de vista técnico, ambiental y económicamente sostenible, y a no ejecutar nuevas infraestructuras energéticas mientras se decide el nuevo modelo más óptimo para cada isla.
Y no se aprobó. No se aprobó la tan cacareada Mesa de la Energía que ofrecía el consejero a Podemos y que fue noticia a bombo y platillo. No era verdad. No fue un ofrecimiento sincero. El portavoz de CC-PNC en esa moción dijo claramente que eran instrucciones del Gobierno.
Sólo que, en este caso, ni mereció una noticia en los periódicos, radios o televisiones. Nadie dijo nada de que el Parlamento no aceptara esa Mesa para hablar de las opciones posibles con la ciudadanía, con expertos y con las universidades. Ni una nota. Se apagó la luz.

* En La casa de mi tía, por gentileza de Asun Delgado