Ahora, el Congreso negará el derecho a saber la opinión canaria sobre las prospecciones
Lo que queda de todo esto, es la constatación de que nos encontramos en un estado de carencia democrática, porque, cuando no se puede opinar, la libertad se esfuma.
Estas dos iniciativas, la catalana y la canaria son, quizá de mayor entidad, pero no son la excepción de la larga serie de cuestiones populares que Congreso y parlamentos mandan a la papelera con toda arrogancia.
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