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viernes, 26 de abril de 2024 15:48h.

Atendamos a los resultados de la piña a Rajoy - por Chema Tante

Rajoy, cuando le dieron su queque, estaba rodeado de escoltas

Para que no haya duda, digo que ni el peor de los rufianes merece ser agredido. Proclamo que a un político indecente -que lo es- como Rajoy, hay que denunciarlo, sacarle las vergüenzas a la luz, procurar arrojarle del poder, con la fuerza del voto. Y no tocarle físicamente ni un pelo. Una verdad democrática que, por cierto, él no asume, porque, con la complicidad aviesa de su partido, ha ejercido la violencia física contra quien se le opone y, sobre todo, contra quienes cometen el terrible delito de ser pobres o débiles.

Atendamos a los resultados de la piña a Rajoy - por Chema Tante

Para que no haya duda, digo que ni el peor de los rufianes merece ser agredido. Proclamo que a un político indecente -que lo es- como Rajoy, hay que denunciarlo, sacarle las vergüenzas a la luz, procurar arrojarle del poder, con la fuerza del voto. Y no tocarle físicamente ni un pelo. Una verdad democrática que, por cierto, él no asume, porque, con la complicidad aviesa de su partido, ha ejercido la violencia física contra quien se le opone y, sobre todo, contra quienes cometen el terrible delito de ser pobres o débiles. Un principio democrático, este de la no violencia contra el adversario, que no asume por cierto el insigne ppero Rafael Hernando, al que en 2005 hubo que contenert, porque se aprestaba a entrarle a golpes a Rubalcaba.

Pero ahora, analicemos los hechos, en función de los resultados. Que es como hay que contemplar las realidades. Aquí tenemos a un tipo deleznable, que, por mucho que lo intenta, por mucho que le proteja un sistema connivente, no puede esconder las mil y una trapacerías que él y su partido han realizado. Este es un sujeto al que le llaman indecente y solamente sale en su defensa su propio partido. Porque la inmensa mayoría de la gente está de acuerdo con el calificativo.

Y, de repente, a cambio de un pequeño moretón, toda la atención se desvía de las vilezas pperas, para empezar a ocuparse de que no hay derecho a que al presidente de un gobierno se le mande un piñazo. Una trompada, curiosamente, recibida en medio del acostumbrado aparato policial de protección. Por un matón, con evidente cara de malas pulgas, que llevaba rato a su lado. En el propio terreno natal del fulano. Todo recuerda las circunstancias de un suceso similar, protagonizado por otro canalla, Berlusconi, a quien Rajoy imita siempre que puede. A Berlusconi también le pusieron la cara morada en una campaña electoral que iba perdiendo. 

Por eso y, conociendo las malas mañas de un partido que no puede resignarse a perder el poder -porque sabe lo que le viene, cuando lo pierda-, yo sostengo, y observo que no soy el único, que la piña de Rajoy es un espectáculo electoral más, en el intento de presentar a este sujeto repugnante, como un pobre hombre víctima de una agresión. Lo que han buscado los taimados estrategas pperos es identificar al matón golpeador con la invectiva de indecente largada por Pedro Sánchez, avalado por millones d epersonas.

Y digo yo que Rajoy y su horda ppera deberían reflexionar sobre la realidad de la mucha gente que, por todo el estado, decimos que nadie se merece un piñazo; pero que Rajoy se ha hecho acreedor a la cachetada suprema. La cachetada electoral. Porque muchas personas creemos, al contrario que la derecha, que las cosas no se arreglan a trompadas, sino con democracia.