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miércoles, 24 de abril de 2024 08:07h.

Durísimas condenas contra presos políticos saharauis


Si la mera existencia de presos políticos es ya una prueba de que un régimen es autoritario, cuando las condenas son injustificadamente severísimas, demuestran que el régimen es déspota. Pero si, además, las sentencias se producen en un juicio sin pruebas, sin repsto al derecho a la defensa, se constata que ese régimen es absolutista, antidemocrático. Pero, si como detalle supremo de la infamia, estas sentencias se dirigen a luchadores por la libertad de un pueblo dominado por otro, la reacción de las democracias debería ser unánime y tajante. Las sentencias de estos presos manchan la dignidad democrática de todo el planeta.

Pero no hay nada que hacer. El régimen del sátrapa de Rabat favorece los intereses económicos mundiales. Eso le confiere carta blanca para toda crueldad.