¿Habremos llegado al final de la democracia de diseño?
Profundo asunto, el que aborda Alberto Vila desde PUBLICOSCOPIA. De cómo los partidos hegemónicos, cómodamente instalados en un edificio diseñado para mantener en la esencia todo atado y bien atado, se enfrentan ahora a los indicios de derrumbe. El edificio se construyó para, desde una aopriencia de democracia, guarecer los derechos de los poderes económicos, manteniendo bajo control las aspiraciones populares a participar de la felicidad. Pero ahora que la codicia de la gente de arriba le arrebata a la gente de abajo las pocas migajas de bienestar y estabilidad laboral que había conseguido, los meneos estructurales han sobresaltado a los partidos al servicio de los ricos.
Sin embargo, la ínfima talla política de quienes manejan los hilos de la política les impide tomar medidas y dan palos de ciego. En especial, quien manda con poder absoluto obtenido con leyes obtusas, el que Alberto Vila califica con fortuna como "El gran procrastinador", se limita a un dejar pasar, a la ingenua espera de que todo se acomode solo.
En su texto, Alberto pasa a las propuestas. Y nos ofrece una seri de metáforas inspiradas por su experiencia en construcción. En esencia, alerta de que la solución vendrá de quienes apliquen un concepto estratégico en sus planteamientos: contemplar el objetivo final, y no enredarse en los pasos tácticos.
No se pierdan este texto, algo largo, pero que merece la pena dedicar unos minutos a su lectura y, algunos más, a la reflexión. A ver si así no caemos en las trampas dialécticas de quienes pretenden encastillarse en una fortaleza que se derrumba.