La jauría pepera, enloquecida, sigue adelante. Ahora, otra de Wert
04 de diciembre de 2012 (08:45 h.)
El fanatismo, llevado a sus límites impensables. Si la célebre ley de reforma educativa de Wert nos parecía un dislate, ahora, el texto que presenta el aberrado ministro viene a rizar el rizo. Devuelve la protección de las lenguas nacionales al estado de indefensión de los tiempos de la otra dictadura, la anterior a ésta (dándole de paso otro gustito a la educación privada) y le entrega atada de pies y manos la educación al integrismo religioso católico.
Quien cometa la torpeza de impedirle a su prole estudiar y aprender en la lengua del país en que vive, hurtándole esa riqueza cultural, podrá llevarla a un colegio privado, con cargo al gobierno nacional respectivo. Como digo, encima, otra gracia en favor de la educación privada. Wert, a la cabeza de la intransigencia pepera, nos devuelve a los tiempos del "Habla el idioma del imperio " y el "No me ladre", tan usado por los franquistas del estrecho bigotito.
Pero, además, impele a las chicas y chicos hacia la clase de religión, para que beban en las fuentes de la rancia intolerancia.
Así, sin pausa y corriendo, hacia la entronización de la nueva dictadura. Nueva, porque son otros tiempos, pero en realidad, la misma.
Han pasado, otra vez.