No tardó nada, el funcionario prestado por Bruselas para presidir el Cabildo de Tenerife, en saltar por una simpleza como es un espectáculo de Carnaval. A mí, Chema Tante, me importa poco lo que haga la gente para divertirse y me tiene sin cuidado que los curiales mitrados se irriten. Aunque que se diga que esta toletada es peor que un accidente con cientos de víctimas, dice mucho de la "caridad cristiana" de semejantes perdularios. Pero que un tipo que está pagado (creo queb él no está ahí por ese dinero que le pagan, sino por otro) para que se preocupe y trabaje por los problemas de la gente, se pase la vida preocupado nada más que por unas colas carreteriles y solamente se distraiga de ello para saltar por eso de la dragqueen carnavalera, me parece una demostración más de la ruindad hipócrita que aplica siempre la coalición empresaria. Todos los días sabemos de la cantidad de tribulaciones que sufren las gentes canarias y, por supuesto, las tinerfeñas. Pero a Carlos Alonso únicamente le llama la atención una chorrada como esta. Reproduzco además, sin pedirle permiso, una nota que ha publicado en su muro de FACEBOOK Míchel Jorge Millares, porque me parece la mejor reflexión sobre el vendaval de quejas fariseícas levantado por el dragqueen canarión Drag Sethlas. Por cierto que aplaudo la sensatez destilada por Juan Carlos Castañeda en su comentario de esta mañana de miércoles en RADIO CLUB TENERIFE de la SER: "Más tolerancia y menos hipocresía"