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domingo, 28 de abril de 2024 03:42h.

Esclavos - por Manuel Vincent


Manuel Vincent publica este alegato que advierte a quien no se haya enterado todavía, que el futuri es el de la esclavitud.

A mí no me satisface que haya sido así, pero la verdad es que en La casa de mi tía llevo ya años repitiéndolo: Esta depresión inducida que llaman crisis es en realidad una estrategia despiadada para devolver a la gente a la condición de esclavitud: es decir, que el único futuroque queda es trabajar para los ricos, servirles, distraerles y proporcionarles placer, a cambio solamente de una retribución de subsistencia, sin derecho a la educación, a la salud, al ocio. Trabajar mientras puedas y morir después.

Por su parte, Rafa Dorta, comenta:

La precariedad laboral asoma como la superficie de algo mucho más profundo, la regresión a formas rayanas en la esclavitud que tiene como claro ejemplo a seguir el vigente modelo chino. Los derechos de los trabajadores se van al garete a gran velocidad con la gran crisis como excusa. Manuel Vicent se apoya en la historia para hablarnos de la esclavitud moderna que se cierne sobre los asombrados países europeos donde se había establecido la teórica sociedad del bienestar. En efecto, de este tremendo asombro no vamos a salir durante quien sabe cuantos años. El futuro de las relaciones laborales se parece cada vez más a las películas de ficción ( la realidad es tozuda y siempre se empeña en superarla ) que nos hacían visionar un ejército de autómatas sin el menor grado de autonomía personal rindiendo tributo a la corporación que habrá establecido el pensamiento único, pues ya sabemos que no hay alternativa, y si alguna vez la hubo, fue convenientemente disfrazada con la palabra insostenible. Sistema público deficitario, protección social ineficaz, ideologías progresistas irreconciliables con el sostenimiento del modelo económico neoliberal, derecho de huelga peligroso para la estabilidad nacional, la enseñanza laica sospechosa de terrorismo... si alguien cree que estoy exagerando, no voy a apostar nada porque no quiero ganar a mi pesar. Esta apuesta deseo perderla.

 http://elpais.com/elpais/2012/03/17/opinion/1332002446_571686.html