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miércoles, 24 de abril de 2024 13:09h.

La imaginaria ensoñación de la señora Navarro - por Nicolás Guerra Aguiar

Vivo en acelerada emoción: la señora Navarro, doña María Australia -portavoz del PP en el Parlamento de Canarias- me renació ilusiones, esperanzas, acaso sueños de un mundo idealizado. (Juraría que, incluso, hasta fe). Me desarretó ímpetus y nuevas ansias de vida para el próximo cuatrienio cuando prometió el pasado martes en el Parlamento canario que creará 100 000 (cien mil) puestos de trabajo. Pero nada de al golpito, un puñadito por aquí y otro por allá para aguantar 20 añitos más con nominilla política, ¡en absoluto!: todo lo hará en la próxima legislatura, a la vuelta de la esquina, como quien dice.

La imaginaria ensoñación de la señora Navarro - por Nicolás Guerra Aguiar *

   Vivo en acelerada emoción: la señora Navarro, doña María Australia -portavoz del PP en el Parlamento de Canarias- me renació ilusiones, esperanzas, acaso sueños de un mundo idealizado. (Juraría que, incluso, hasta fe). Me desarretó ímpetus y nuevas ansias de vida para el próximo cuatrienio cuando prometió el pasado martes en el Parlamento canario que creará 100 000 (cien mil) puestos de trabajo. Pero nada de al golpito, un puñadito por aquí y otro por allá para aguantar 20 añitos más con nominilla política, ¡en absoluto!: todo lo hará en la próxima legislatura, a la vuelta de la esquina, como quien dice.

   Y aunque crear es producir algo de la nada (y la nada es la carencia absoluta), la señora Navarro hará milagros, prodigios, y tendrá actuaciones sobrenaturales cuando –a la manera de un fresco de Miguel Ángel- un dedo de su mano derecha (obvio) casi toque anulares y medios de la mano izquierda de 100 000 proletarios en paro y les diga algo así como “Porque creyeron en mí; porque tuvieron fe en mis palabras, ¡renazcan y levántense, que una nueva los esppera!”. Y así, con un soplo de programas programas programas rigurosamente definidos por nobelísimos sabios que en las cosas de la Economía son, la señora Navarro emulará a su maestro el señor Rajoy en aquello de la multiplicación de puestos de trabajo. (Con su poción mágica hará maravillas, aunque el problema será encontrar el muérdago que necesita. Tal le sucede al venerable druida Panorámix para el brebaje que da poderes sobrenaturales.)

   Y la creo, vive Dios, como el muy respetable señor Ríos (exasesor del actual presidente canario) cree en Podemos, el partido con que siempre soñó para reforzar su convicción en el servicio al pueblo. Porque la señora Navarro, al fin, va a ejercer en Política: será la próxima vicepresidenta del Gobierno de Canarias si el pacto ya cerrado entre CoATIción y el Partido Popular llegara a cuajar, aunque teatraliza por el momento como portavoz de los peperos en el Parlamento de Canarias. Pero de aquí a pocos meses resplandecerá la voluntad de PP y CoATIción para ejercer el gobierno en las ínsulas, aunque hay quienes dudan de que gobiernen para ínsulas. Pero esos son resentidos, maliciosos, psicópatas de la vida psicopatizados por envidias, resentimientos y frustraciones personales.

   La señora Navarro, como vicepresidenta –lo demostró en su intervención oratorialmente ciceroniana (quo usque tandem?)- recuperará incluso aquellos discursos que desde la Roma imperial son ejemplos imperecederos de sabias y rigurosas palabras ordenadas con razones, Ideas, inteligencias y agudezas. Y así el Parlamento canario será luz de entendimientos, manos tendidas.

   Y digo “Parlamento canario” y tengo mis dudas, aunque bien es cierto que se trata de aquel espacio físico reconocible por la indiferencia que muestran algunas señorías ante lo que se habla desde la tribuna y, como perplejos, por los rostros de otras pocas, anonadadas. Porque el Parlamento canario hoy no es más que eso, el edificio que alberga a la asamblea regional de la comunidad autónoma. Solo eso, ni un fisco más.

   En un parlamento de régimen democrático -formado por personas interesadas en el progreso social- lo que más se hace es parlamentar, es decir, conversar con partes contrarias a la búsqueda de soluciones para grandes problemas como, por ejemplo, las marcadas deficiencias en sanidad, enseñanza, servicios sociales, justicia social, empleo… A las que deben sumarse la explotación  laboral a que son sometidos los jóvenes para conseguir un puesto de trabajo en precario, la emigración una vez terminan los estudios, la imposibilidad de independizarse… E incluso es de urgencia la gestión del exceso de residuos sólidos urbanos, tema que se discutió en el mismo Parlamento y que planteó el señor vicepresidente actual del Gobierno en 2012: todos, de acuerdo. Soluciones, ninguna. Pero sí cobraron las dietas de aquella sesión.

   En el decurso de su discurso sobre el curso político, cursó contundencia la señora Navarro: todo se hizo mal, rematadamente mal, afirmó (“¿Sabe usted, señor Rivero?”). ¡Claro! ¿Qué le van a decir a ella sobre políticas de servicios sociales, atención a la dependencia, a la justicia social, al empleo…? Ella, como portavoz, las sustenta con actuaciones dignas, de renombre universal, fiel reflejo de buenas disposiciones hacia los demás, ajena ella siempre a neoliberalismos, políticas de empleo de 600 euros por diez, once horas de trabajo diario, subidas de impuestos… ¿Que el Gobierno canario actual redujo el paro? ¡Por favor, “Seamos serios!”, reclama: “¡Pero si hay 9 000 parados más que en 2011!”.

   Y en España, con voces como la de la Señora, ¿acaso el señor Rajoy no redujo la cifra en casi dos millones y medio frente a 2011? ¿Por qué? Es el muérdago milagroso, de cuya existencia saben Panorámix, la señora Navarro y los fenicios mercantilistas, encantados  estos por cómo se fortalecen a precios de saldo.

   ¡Señor, Señor! ¡Con lo prudente y sabio que es el silencio en momentos concretos…!

  

* Publicado con autorización del autor