Maldigo la guerra por Marcos G. Sedano
De nuevo volví al huerto,
Buscando la vida
Que se va irguiendo
Del vientre del surco
Hasta morder el viento.
Maldigo la guerra
por Marcos G. Sedano
De nuevo volví al huerto,
Buscando la vida
Que se va irguiendo
Del vientre del surco
Hasta morder el viento.
Qué se puede pedir
Al hijo de un campesino,
Nieto de campesinos,
De madres campesinas.
Es mí corazón un campo,
Ya abonado,
Estercolado por siglos,
Que desde la baja Alpujarra
Mira la Mar.
Me gusta ver la brisa
Como gato trepar el barranco,
Acariciando la cepa,
Subiendo el gris esqueleto de la higuera,
Derramando entre pétalos el almendro.
Soy hijo de una tierra dura
Donde nos mandaron al exilio
Y al destierro le sacamos su fruto
Moldeando la montaña,
Ordeñándola piedra a piedra,
Que de la vid recogimos.
Aquí refresca la cal,
Perfumada de añil,
Invitando al Sol a quedar
Al otro lado del muro.
Aquí, donde la voz
Quebrada del viento
Se mezcla en los cascos
Del mulo,
Hombre y animal
Se resisten a morir.
Es un paso lento el de los días,
Casi extinguido,
Y si sabes desgranar sus horas,
Encontrarás sentido a la vida.
Y sin embargo,
Cuando en la paz de la tarde
Sentado en la silla de enea,
O frente al tronco de almendro
Que en su último servicio
Consume el fuego…
Mirando las veredas de la guerra,
Del sufrimiento humano
Infringido por deshumanizados seres,
Me siento egoísta de tanta felicidad.
No hay vino en la bodega
Que pisaran mis ancestros
Para ahogar tanta rabia.
Aún no comprendo,
Si de comprender se tratara,
A qué vinimos al Mundo..
Si a reproducir nuestra especie
Y ser felices
O a exterminarla.
Desde Puerto Bayyana, al levante de Andalucía
Y al norte de África
* En La casa de mi tía por gentileza de Marcos G Sedano, con colaboración de Antonio Aguado