No es Puigdemont quien le pinta un machango al estado – por Chema Tante *

Decimos en Canarias que pintarle un machango a alguien es enfrentarse a alguien, ponerlo en evidencia. Y en estos días, no es Puigdemont quien le está pintando un machango a este estado de derecha. Ni siquiera él y Junqueras; ni ellos dos y Gabriel. Son los muchos millones de personas (no sabemos cuántas, porque no lo dejan consultar en paz y democracia) que en Cataluña le están diciendo al estado que no, como ya  gritaba Raimon en 1963, en palabras que no han perdido vigencia ni belleza.

Son esos muchos millones de personas que pusieron la cara para que, literalmente, se la partieran, por defender su derecho a decidir sobre sus vidas y sobre su futuro. Y somos muchos más los millones que, de todos los pueblos que gemimos en este lamentable estado de derecha, también apoyamos esta lucha. Sense por, sin miedo.

Somos los muchos millones de personas que, en Cataluña y fuera de ella decimos no a esa parte de España sumida en la zafiedad. Esa parte de España que disfruta con el sufrimiento de los animales, que desprecia la cultura, que acepta sin chistar que le recorten los derechos civiles, las libertades ciudadanas, las condiciones laborales. Esa parte de España de la paella congelada y la sangría en tetrabrick, del “que inventen ellos” que soporta que sus mejores hijas e hijos tengan que salir por esos mundos a ganarse la vida que en su tierra le niegan. Esa parte de España, en fin, que contempla en silencio que echan a la calle o condenan a la enfermedad, cuando no la muerte, a quien comete el terrible delito de ser pobres, en tanto que le niega cruelmente el amparo a la multitud de seres humanos que llegan a sus fronteras huyendo del hambre, de la persecución, de la guerra. No. Somos millones de personas las que seguimos sin sentimos de ese mundo. Y decimos NO.

El centralismo imperial español centra en Puigdemont sus iras, sus insultos y sus amenazas. Pero no es él culpable de la resistencia, e la pintada del machango a una legalidad injusta, a una Constitución que no sirve, Somos muchos los millones que sentimos como propia la advertencia de tortura y fusilamiento, como a Companys.

Sepan el partido llamado popular y los partidos que usurpan los dignos apelativos de “ciudadanos” y “socialista obrero” que, siguiendo los dictados de la banca a quien tanto quieren y a quien tanto deben, podrán perseguir apelando a sus leyes y a su Constitución. Podrán incluso intentar una reforma lampedusiana de su Constitución pero que, al final, la razón y la justicia se impondrán.

Yo no soy Puigdemont, pero también le pinto un machango a este estado de derecha español y reclamo una república que acabe con la monarquía heredera directa de la Dictadura. También digo NO.

Lo escribe y lo ratifica Chema Tante