La mañanita del viernes 9 estaba reseñando el suicidio de un italiano, cuando me llegó la enervante noticia de la ciudadana vasca que se quitó la vida porque le ina a quitar la casa. Que se quitó la vida, porque sabía que se la iban a destrozar. La sociedad ha respondido con el horror de quien sabe que esto es una barbaridad. Hace unos días, cuando se supo lo del suceso similar ocurrido en Granada, La insufrible vicepresidenta Soraya, con esa expresión tan suya de los ojos abiertos de par en par, manifestaba su "consternación". Parece que no se había enterado la mujer, parece que no se han enterado los y las del Pp (minúscula, porque de popular tiene poco) de que esto de los suicidios es cosa de todos los días. Porque no sabemos las estadísticas, ni se da cuenta de los suicidios que ocurren. Pero yo les aseguro a ustedes que los suicidios han aumentado. Y que la mayoría de los que están ocurriendo tienen como causa esta agresión fascista ultraliberal que sufren los pueblos del sur de Europa. Lo de Baracaldo, lo de Granada, lo de Gran Canaria hace unos días se han relacionado directamente con desahicos, porque tivieron lugar coincidiendo con el lanzamiento de sus casas que estaban sufriendo los respectivos dramáticos protagonistas. Pero hay mucha gente que toma la misma desesperada decisión, por razones similares.

Pero, la magnitud del drama de la gente que se suicida no debe hacernos olvidar una targedia aun mayor. La multitud de personas y familias que pierden su vida social. Porque les quitan la casa, porque pierden toda posibilidad de una vida digna. Yo he preguntado muchas veces cuál es la diferencia entre gasear a una persona o inducirla al suicidio o matarla de hamebre, de enfermedad o de tristeza. Ahora pregunto: ¿Cuál es la diferencia entre arrohar de su casa a una familia judia porque es judia o quitarle su casa a una familia pobre, porque es pobre? ¿Cuál es la diferencia entre prohibirle a una persona judía ejercer su profesión, coupar un cargo público o mandar al paro a la gente? Es exactamente la misma manifestación de la esencia del fascismo: la prevalencia del más fuerte.Yo me estremezco tanto con el espectáculo que estoy contemplnado en nuestros días como me horrorizo viendo las imágenes de lo que pasó hace setenta y pico años en Europa

Los nazis del siglo veinte perpetraban sus felonías con el mayor cinismo, con toda indiferencia por el sufrimiento que procuraban. Los nuevos nazis de este siglo mantienen la misma actitud. No tienen el menor remordimiento por lo que están haciendo. En Tenerife, la dirección de Bankia asisitó impasible al espectáculo de doce personas en huelga de hambre, y solamente reaccionó cuando el ayuntamiento advirtió que iba a retirar el millón y medio de euros que tenia en la cuenta. Lo primero que hizo el director de Bankia cuando terminó la reunión en que aceptó dar una solución al problema fue preguntarle al representante municipal cuándo se eliminaba la decisión del retiro de los fondos.