Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista, señala este comentario de Francisco Solans Puyuelo, flamante Premio Derechos Humanos de la Abogacía, en NUEVA TRIBUNA, motivado por la publicación, por parte de la BBC de las imágenes probatorias de los asesinatos de varias decenas de migrantes en la valla de Melilla, de los que yo, Chema Tante, afirmo que son responsables los gobiernos cómplices del estado español y del reino marroquí. Esos gobiernos, y la totalidad de sus miembros. Y afirmo también que el arduo trabajo de los medios de intoxicación informativa consigue ocultar a la opinión pública que la imagen de este estado por ahí fuera es deplorable. Yo me uno al grito de Solans Puyuelo: ¿Cómo no nos hierve la sangre, con estos asesinatos?

Rosa Rodríguez nos cuenta desde CANARIAS 7 este nuevo intento -esta ven en las islas orientales, de que en Canarias no se dé la sensación de que las abogadas no están colegiadas. Ya se intentó en Santa Cruz, pero el totorotatismo machista (incluyendo mujeres) se negó a que el Colegio de las y los profesionales del derecho tuviera una denominación más acorde con la realidad. Es absurdo que, siendo el contingente de juristas tanto o más nutrido que el de hombres, el colegio siga teniendo un nombre equívoco. Y yo, Chema Tante, vuelvo a decirles a quienes defienden con encono el manoseado epiceno que, en todo caso, tras milenios de discriminación, parece llegado el momento de cambiar el dichoso genérico. El femenino, por el masculino. O que se inventen otro. De todas maneras, en lo que se refiere al colegio de juristas, ya Marimi de la Nuez, impulsora de la iniciativa, se muestra escéptica sobre el particular. Veremos a ver.