En ABC, EL CONFIDENCIAL o el sitio de Carlos AGATON, aparece la referencia a lo que me parece una reveladora muestra del grave problema que sufre el bravo pueblo venezolano: el grado de obcecación, de deserción hasta de los más íntimos sentimientos familiares. Y, claro, el grado de miseria de alguien capaz de abandonar a su abuela, por "votar chavista". Hay que decir que la señora pasa momentos muy difíciles, porque la crueldad de la estrategia neoliberal contra el chavismo y la incapacidad del gobierno Maduro para enfrentarse a ella se han conjugado para generar unas carencias terribles en cuanto a medicinas. Desde luego, se comprueba que la Fabiola ésta se pone a la altura del simplón de su marido Bertín. Por cierto, ¡qué horror!, la madre de la suegra de Bertín es chavista! ¿Cómo no se informó mejor de esa familia antes de casarse? 

Mi abuela, Dolores Herrera, era una gran luchadora, fue detenida allá por los años cincuenta y llevada a comisaría a causa de alentar a la huelga a unas trabajadoras de una fábrica de tabacos reclamando mejoras salariales

Ahora que se está hablando del impuesto de sucesiones, he oído a muchos conservadores que creen que lo mejor es que bonificar este impuesto a todas las clases sociales por igual, que uno tiene derecho a heredar la casa de su abuela sin pagar por ello.

Los crímenes de la represión son, por todo el mundo, abominables. Y quizá una de sus más crueles facetas es esa práctica de asesinar a una madre recien parida y entregar al o la bebé a una familia distinta. Le quitan la vida a la madre, desarraigan de su familia a la niña o el niño. Terribles casos que se repiten. Ahora, una nueva noticia gratificante. Estela de Carlotto, abuela de Plaza de Mayo, ha recuperado a su nieto, robado por la dictadura militar argentina. Guido, ha recuperado a su abuela. Laura, la madre asesinada y robada, puede, por lo menos, descansar en paz.