Lo dice un informe de OXFAM: The cost of inequality: how wealth and income extremes hurt us all (El coste de la desigualdad. Como la riqueza extrema nos perjudica a todos), que comentan en PÚBLICO. Los 100 más ricos. Da vértigo pensar en lo que se podría hacer con las fortunas de los demás. Una montaña. 
Es que, fíjense ustedes, que lo que pedimos ya no es matar a los ricos. Ni siquiera quitarles su riqueza. Lo único que queremos es que renuncien a una parte de sus fortunas. Con eso, simplemente con eso, se acabarían los problemas. Pero no lo van a hacer. ¿Saben por qué? Porque nuestra pobreza es la posibilidad que ellos tienen de comprarnos. Es el procedimiento que utilizan para que haya gente -legiones de personas- dispuesta, por hambre, a las mayores humillaciones, a los mayores servilismos. Esa es toda la cuestión.