Javier Gallego Crudo, en EL DIARIO comenta las maniobras de un juez en relación con Pablo Iglesias. Lo recomienda el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante, proclamo mi fuerte convicción de que el juez García Castellón, como muchas y muchos de sus colegas, actúa de manera parcial, arbitraria, guiado por el fanatismo ideológico. En una trayectoria profesional signada por los favores mutuos y los servicios al Partido Popular y sus objetivos políticos. Y digo, una vez más que lo que pasa en este estado de derecha se origina por la carencia de una justicia justa e imparcial. Porque la Justicia del estado español demasiado a menudo dicta sus sentencias desde la conveniencia política y no desde le derecho. Y ahí está lo que le ocurre a esta justicia cada vez que otras instancias supraestatales, en Europa o internacionales, contemplan las decisiones de esta justicia. Que le corrigen y censurar constantemente.

Valioso análisis de la situación política en este estado español, después de las elecciones, que hace Domingo Sanz en LAS REPÚBLICAS, que termina con un emplazamiento a Sánchez para que cumpla con sus promesas y con el ideario original de su partido. 

Estupendo artículo de Marcos Paradinas en EL PLURAL. Marcos celebra que vayan cayendo algunas de las personas que han estado saqueando las finanzas públicas, pero deplora que queden otras que se libran, como la rata mayor. El texto lo recomienda Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante, proclamo que son muchas más las ratas que todavía hay muchas más que tienen que caer. Allá y acá. En el partido llamado popular y en otros partidos, como Cc, que han utilizado el poder y la política como resortes de enriquecimiento y de favor a las empresamangantes.

 Es el momento perfecto para entender algunos conceptos claves de la teoría política. Las cloacas del Estado se supone que es donde trabajan personas grises a oscuras, que realizan el trabajo sucio en una misión imposible, imposible de creer que haya gente que se dedica a eso, imposible de creer que haya instituciones que mantienen a sueldo a tipejos sin escrúpulos, para buscar o inventar algún trapo que pueda ser usado para desacreditar a un adversario político.