En defensa de Ramón Tamames. Juan García Luján en su SOMOS NADIE y en la SER / Lechón que no acaba cochino, indino, comenta Chema Tante

Ahhh, dónde quedaron aquellos días de ebriedad y esplendor, ahítos de poder, exhibiendo la fuerza de su codicioso nacionalismo inmobiliario, las calles se asfaltaban a su paso, las tierras se recalificaban con solo mirarlas, mientras paseaban por amplias avenidas y auditorios dedicados a sí mismos, con un blasón de alcalde, de concejal, de parlamentario, recogiendo el adulamiento de los suyos, inmortales como chiquillos, perico y champám con chicharros fritos, y el pubis de lujo de alguna muchacha balcánica saliendo de una gigantesca tarta de cumpleaños.
Yo sobre esto, tengo que decir que tanta culpa como estos energúmenos la tenemos nosotros, que toleramos que estas cosas ocurran. Como dice Joaquín Rábago en LA OPINIÓN, este tipo, Rajoy, busca sus quince minutos de gloria. Como el otro tolete, se siente un hombre de estado de altura, porque puede codearse con los gobernantes de los grandes países.