La casa de mi tía
Es lógico que los estatutos de todos los partidos políticos incluyan, como deberes de sus afiliados, el cumplimiento de las instrucciones de la dirección del partido y la difusión de su ideología. En esas condiciones, es absolutamente imposible que una persona seria, que cumpla con los compromisos que contrae, sea imparcial. Esto es aplicable a los y las miembros de todos los tribunales, incluido el Constitucional. Si la Constitución dice otra cosa, es obvio que se trata de un error más de una Constitución equivocada de arriba abajo, que debe cambiarse de inmediato. Y, mientras tanto, diga lo que diga la Constitución, todo magistrado del Constitucional que sea o haya sido militante de partido político, tiene que resignar su cargo inmediatamente, sp pena de que tengamos más elementos todavía para alimentar las dudas sobre la parcialidad de ese tribunal.