Ciega, disminuída psíquica, inacpaz de valerse por sí misma. Tenía reconocido el derecho a la ayuda de dependencia, pero los servicios sociales lo negaban, querían recluirla en un centro y su madre se negaba. Es la historia que se repite en Canarias, donde la consejera de Paulino, Inés, se emperra en que el modelo ideal es ese: no dar la ayuda económica que reconoce la ley, sino prestar la atención directamente. Siempre la misma  cerrilidad.
Esta es una historia brutal. Pero yo insisto en que no es una noticia en sí misma, no es un caos excepcional. Es uno de los casos que están ocurriendo y que seguirán ocurriendo.