Divar acaba de renunciar a su pensión para solicitar una "indemnización" por haber dimitido de su puesto repentinamente por valor superior a 200.000 Euros.
Era demasiada verguenza. todo el mundo ha abandonado a este bellaco. Pero, para consumar su cinismo, el hombre ha pospuesto hasta el jueves 21 la dimisón, para estar con Juan Carlos en las celebraciones del segundo centenario del Supremo. Vaya par. Y no sé qué es lo que tienen que celebrar.En todo caso, las palabras de Dívar son crípticas: "La situación es insostenible. El jueves tomaré una decisión clara y contundente" ¿Qué quiere decir? Conociendo al personaje, y cómo no tiene ninguna obligación de dimitir, de repente, su decisión contundente es otra y no dimite. Qué nervios.
En EL PLURAL, Fernando de Silva reflexiona sobre el vergonzoso asunto de Dívar y concluye que lo más grave no es el caso en sí mismo, sino que es el reflejo y consecuencia del estado deplorable en que se encuentra la jusiticia en el estado español.
Los actos oficiales con que justificaba Dívar sus gastos de viaje, no se confirman.
Las evidencias de la ratería incontrolada de quien tiene la máxima responsabilidad de perseguir a los rateros, son cada vez más claras. El tipo podrá decir lo que quiera. Es posible, Dívar debe saberlo mejor que nadie, que lo que hizo es legal. Pero yo digo que si las leyes dicen que lo que hizo Dívar es legal, tengo muy claro que hay muchas leyes que cambiar.
Me encanta. El tal Carlos Dívar sigue queriendo comer a costa del presupuesto. Según cuenta el senador canario Arcadio Díaz Tejera, el presidente del Supremo que dice que come en Marbella para conocer la seguridad del pasí, quería ir al senado, en una visita y almuerzo de cortesía. ¿Este tipo no sabe lo que son las normas democráticas? Si el Senado le manda comparecer, lo que tiene que hacer es comparecer. Y punto.
"Dívar se “ha zumbado” con otro señor “veinte cenas con velitas para dos en hoteles de superlujo” (José María calleja, según EL PLURAL)
La justicia, tan lenta para los demás, se acelera para rechazar las denuncias contra el presidente del Supremo.
El turbio asunto de los viajes del presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General de Poder Judicial, Carlos Dívar Blanco, con una misteriosa persona que le acompañaba, más un séquito de siete escoltas y varios vehículos, en fínes de semana, a hoteles de lujo, salpìcan la dignidad del Poder Judicial y de todo el sistema de administración de justicia. El protagonista del lóbrego caso se ha negado a aclarar las cosas, el Consejo del Poder Judicial no le pide tampoco que lo haga. Pero es absolutamente impresindible llegar al fondo del asunto. En la web de GCPJ hay un buzón de sugerencias, en el que se están acumulando las peticiones de explicaciones. Te propongo, si te parece oportuno, que te sumes a ellas.