Me parece repugnante la crueldad antidemocrática, la absoluta posición de defensa de los ricos que hace la actual dirección de un organismo que nació para fomentar la igualdad económica. El FONDO MONETARIO iNTERNACIONAL y su actual cabecilla, la diabólica Christine Lagarde, no tienen ningúna vergüenza en largar manifestaciones que apuntan contra la esencia del estado de derecho, que es la separación de poderes y, sobre todo, la independencia del poder judicial. No les basta con sostener falacias carentes de sentido teórico, como la de que los salarios bajos y el libre despido favorecen la actividad económica. Pretenden además que los jueces quebranten el espíritu de las leyes.