William Blum publicaba en EL MUNDO NO PUEDE ESPERAR en 2010, este texto que recomienda Federico Aguilera Klink porque, lo digo yo, Chema Tante, explica muy bien la doble cara, la hipócrita nperspectiva que se aplica ahora al peligro nuclear que supone Rusia. Parecería que solamente Putin tiene la llave del desastre.
Beatriz Asuar Gallego en PÚBLICO denuncia esta situación, intolerable, con un gobierno que se llama progresista. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante, proclamo que el abandono a estas personas con pulsiones suicidas, incluso a personas que ya han tenido intentos de suicidio, por parte de la sanidad oficial es estruendoso. Pero, además, esto se extiende a otros ámbitos. En este estado de derecha español, más allá de los males cotidianos, si tienes un problema de salud grave, sea físico o mental, o acudes, si puedes, a la sanidad privada o te pudres. Basta mirar las listas de espera quirúrgicas o de especialidades. Y esto no es desidia, que ya sería grave. Es servilismo a las empresas, que es un crimen. Como de costumbre.
Roberto Savio en IPS, NUEVA TRIBUNJA y PIENSA CHILE comenta la irresponsabilidad general de los gobierno del mundo, demostrada de nuevo en la última reunión del G20, ante el descomunal crecimiento que está experimentando la pobreza. Un crecimiento, por cierto, paralelo al de la riqueza. Claro que la pobreza crece entre la mayor parte de la Humanidad y la riqueza, queda en manos de unas pocas personas acaparadoras, rapaces. Ahora, la pandemia sindemia ha venido a agravar un problema que ya era brutal hace siete años, cuando Francisco Morote, de Attac Canarias, publicó un artículo aterrador entonces, que infunde pánico ahora. Y yo, Chema Tante tengo que insistir en que este drama se produce sin necesidad ninguna, porque el Planeta, nos lo ha advertido con el coronavirus, ofrece recursos suficientes para que todas las personas disfruten de una vida digna y sostenible, pero que una poca gente nos está masacrando, incluyéndose a sí misma.
Un artículo con mucho sentido, mucha profundidad. Esther Palomera en EL DIARIO trata de la manera en que se han llevado las cosas después del levantamiento del estado de alrma: esperar a ver qué pasa. Lo recomienda el coherente veterano militante socialista y yo, Chema Tante, tengo que decir que Palomera tiene mucha razón. Los gobiernos territoriales actuaron como si todo hubiera pasado. Es más, casi todos, por no decir todos, aplicaron la estrategia del paraguas que yo describo así: "Llueve. Me mojo. Abro el paraguas. Me mojo menos. Cierro el paraguas. ¡Oh! ¡Me vuelvo a mojar!" El caso del gobierno canario es paradigmático. Ángel Víctor, Román, Noemí y Casimiro, sus floridos componentes, actuaron como si no hubiera pasado nada, como si todo pudiera volver a empezar. Salvo algunas actuaciones sin sentido, se aprestaron a abrir hoteles, bares, barras y fronteras, para que el turismo siguiera su devastadora acción. Pero ha pasado lo que tenía que pasar. En el estado español y en Canarias, el virus ha vuelto a contagiar, la covid-19 arrecia y el desatre económico y social se vuelve colosal.