El coherente veterano militante socialista Antonio Aguado señala en EL DIARIO este artículo de Antón Losada que pone al gobierno de este estado de lo que va quedando del imperio español ante sus propias miserables consideraciones. Cuando la cosa iba de 7 millones de euros en bombas, que además eran revendidas, se podía aparentar much sensibilidad humana. Pero cuando la cantidad se eleva a un par de miles de millones, entonces las vidas humanas y los derechos de los pueblos pueden meterse en la gaveta. Y yo, Chema Tante, agrego que la putrefacción de los valores en este mundo llega a niveles inconcebibles.
Daniel Barenboim, un tipo que ofrece sin límites el placer de su talento musical, demuestra también una sensibilidad democrática infinita. Su orquesta, la West Eastern Divan, cofundada con el ya fallecido Edward Said, que integra felizmente a intérpretes de origen judio y de origen árabe, es un canto celestial de la concordia. Y ahora, otra vez, Barenboim sale con gallardía en defensa, no solamente de la paz y de la justicia entre los pueblos, sino también de la propia honra de su pueblo judío. De tantas y tantas personas judías que se oponen a la barbaridad del actual gobierno de Israel que ha sido capaz del horror de colocarse al nivel de los torturadores y asesinos nazis. Porque, aunque la cretinez o la mala intención del traductor de EL MUNDO diga otra cosa, lo que escribe Barenboim en su artículo de Haaretz, es que hoy, se avergüenza de ser israelí, no de ser judío. Porque hoy, gracias a la diabólica política de Netanyahu, jaleado por el infame Trump, ser judío o ser israelí son cosas lamentablemente muy diferentes,
Derrotaron al turco en Lepanto, lucharon en Cavite, vencieron en Callao, se sacrificaron en Santiago de Cuba contra una armada yanqui diez veces superior, hicieron verdad lo de honra sin barcos… Hoy puede que tengan barcos, pero es seguro que no tienen honra.