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miércoles, 24 de abril de 2024 15:02h.
kahlani
Sociedad

Si el estado español extradita a Akhanli y Yalçin, demostrará su connivencia con el despotismo turco

 

AKHANLIhamza yalçinerdogan

Akhanli y Yalçin, opositores. Erdogan, déspota

La obsesión por la letra, sin interpretación sensata que aplica -salvo cuando al poder conviene lo contrario- la Justicia española, llega al más triste ridículo. Ahora, a la aberración del caso de Juana Rivas, con el empeño de entregar a unos menores a un padre condenando por maltrato, se unen las detenciones de opositores turcos, simplemente, porque el gobierno turco -que mantiene decenas de miles de personas detenidas- ha lanzado una orden por Interpol. El trato dado a Dogan Akhanli -ya en libertad, pero condicional- y de Hamza Yalçin, todavía encarcelado, no resisten ninguna justificación. Puede entenderse que la policía detenga a alguien, en virtud de la orden de Interpol, pero la lógica indica que la Justicia debió ponerles en libertad inmediatamente, porque todo esto se debe claramente a persecución política por un gobierno autoritario. Un gobierno que no ha conseguido disipar las dudas sobre su colaboración comercial con el DAESH. Y, un detalle.Akhanli, es ciudadano alemán y Yalçin, sueco. Es decir, que ambos son ciudadanos de la Unión Europea y, de acuerdo con el derecho internacional, no pueden ser extraditados. Yo, Chema Tante, digo que no sé dónde tienen los ojos jueces y fiscales. Porque los del gobierno pperorajoyano, sé muy bien dónde los tiene