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sábado, 02 de diciembre de 2023 01:35h.
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Firmas

Por un puñado de lapas - por Paco Déniz

En nuestro país no tenemos elefantes ni leones que proteger de los furtivos, casi ni hay furtivos. Pero tenemos que protegernos de quienes fomentaron hasta la extenuación la especulación urbanística y el desarrollismo,  la fiebre del bloque y del cemento que produjeron una recolonización de las islas tan grande que algunos recursos sensibles, que antes eran degustados por los canarios como delicatesen o eventos ocasionales (un  asadero de lapas, un caldero de mejillones en Fuerteventura o unas patas de cabra, que los españoles llaman percebes) han tenido que pasar a mejor vida o comérselos en la clandestinidad del furtivismo ingenuo y pobre.