Antonio Aguado recomienda este artículo en EL CONFIDENCIAL de Roberto Centeno, que pone en su sitio al detestable MAFO Miguel Ángel Fernández Ordoñez. MAFO se puso sin condiciones al lado del neoliberalismo
En EL CONFIDENCIAL, Ximena Villagrán ofrece esta cabreante información. Y no es la primera vez que se sabe que el tipo que ocupa la cartera de Defensa favorece a sus empresas. Ante la mirada complaciente del memo que preside el gobierno del estado.
En NUEVA TRIBUNA Walter C. Medina trata sobre la demonización oficial y cultural de la marihuana, de sus propiedades terapéuticas y de cómo va avanzando su legalización
En EL ECONOMISTA, Santiago Niño Becerra puntualiza sobre los triunfalistas engañosos deatos del paro que todavía hay quien dice que son buenos. El empleo del que cacarea la horda pepera es un empleo precario, abusador. Y el desempleo, aunque estadísticamente decrezca, queda desamparado.
Juan A. Marín, en BOLSAMANIA y la gente de la SER se hacen eco de lo que informa NATURE NANOTECNOLOGY sobre de este nuevo motivo de execración de los gobiernos que, en el estado y en las nacionalidades, están reverdeciendo el obtuso tópico del ¿Qué ineventen ellos!. Hablan de éxitos en sus políticas, de crecimientos, de ir en la buena dirección. Pero la realidad, siempre dura, nos revela la verdad de las políticas del llamado austericidio.
La rebatiña de los bienes públicos que se produce en el estado de derecha español se compone de montones de casos, todos ellos miserables. Esto que cuenta Jose L. Lobo en EL CONFIDENCIAL es uno de ellos. Y yo creo que, a la vista de lo que cuenta en el cuerpo de la información, habría que corregir el titular. Porque, entre líneas se entiende que, aunque formalmente aparezca uno de los lujosos deportivos entre los bienes del gobierno, quien lo va a usar y disfrutar es Felipe sereto Borbón.
Con sorpresa leo un desmesurado ataque contra Podemos escrito por un supuesto miembro de Podemos. Estas cosas pasan, a veces disentimos de algo, se nos va la olla y ponemos disparates uno debajo del otro. No censuro al compañero por su ataque, está en todo su derecho. Ni siquiera censuro las formas ni el lenguaje lacrimógeno en el que se expresa. Supongo que obedece a un estado emocional y las emociones son difíciles de controlar. Lo que censuro es el contenido de su escrito. Y lo censuro porque se basa en la mentira, la difamación y sobre todo en la ignorancia.
El fantasma del neoliberalismo vuelve a recorrer los predios de la política en América Latina.