Aunque algún dato de los que maneja Eloy Cuadra (los célebres 455.000 políticos que dicen que hay en el estado español) no es correcto, el planteamiento general que hace, sí lo es. Desde la defensa incondicional de lo público y de la dignidad del ejercicio de la política, yo concuerdo en que las estructuras poíticas se han agrandado con un coste brutal. Algo más grave, además, sí se tiene en cuenta que, para mayor sonrojo, más de la mitad de la población no está representada en ese armazón administrativo de la política, gracias a una ley electoral discriminatoria.