La reforma del obtuso sistema electoral canario es imprescindible, pero resulta un nudo gordiano  muy difícil de desatar. Por la sencilla razón de que en el Parlamento, los partidos que detentan la mayoría, no por los votos, sino precisamente por esa absurda ley, nunca van hacerse el seppuku que supone derogarla. Ni que estuvieran como baifas. Por eso, par recuperar la normalidad democrática y descabalgar a esta gente que mantiene una hegemonía que en nada se compadece con el sentido democrático, para romper ese nudo gordiano habrá que recurrir, si no a la espada de Alejandro, al menos a soluciones de más fuste, por fuera del Parlamento Canario, ahora que ya los autoritarios Pperos no tienen la sartén en sus corruptas manos. De todo esto escribe, con su acostumbrada profusión de datos y acumulando argumentos de rigor, Enrique Bethencourt en CANARIAS 7.