Otro año que, como desde 2012 no tengo más remedio ni más ganas que apelar al recuerdo del siempre llorado Alí Primera, porque, en Canarias, como en todo este estado de derecha español, hay muchos motivos de tristeza. Muchos, muchos más, que de alegría
Dos contundentes artículos, de Guadi Calvo, en LO QUE SOMOS y de Jaume Portell y Saiba Bayo en EL SALTO, con los que Francisco Morote, de Attac Canarias, que también aporta el antetítulo, nos invita a reflexionar sobre la sempiterna desgracia que aflige a nuestro continente (Morote y yo, Chema Tante, actuamos desde el archipiélago africano de Canarias). África, la tierra rica en recursos naturales y en gente magnífica, víctima eterna de la rapacidad mundial que no solamente la saquea, sino que alienta los odios y las crueldades, para mantener la opresión colonial. África, mártir por los siglos de los siglos. Por eso, como en África nunca, ni Rusia ni China han aplicado la brutalidad injerencista que ha sido constante estrategia de las llamadas "democracias occidentales", en estos momentos en que en Ucrania se está batallando por dos conceptos de la geopolítica mundial, la gente de África se inclina por quienes la han respetado. Polvos y lodos.
Mientras tanto, la gente desaprensiva y ciega que manda en Canarias, pretende que nuestras islas, que son territorio de paz, se implique más en la organización agresora y belicista que es la OTAN, con la evidente intención de agredir a África para mantener el control y la posesión neolioberal.
José Antonio Gómez en DIARIO 16 trata de otro de los descomunales errores de Sánchez y Darias en la gestión de la pandemia. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante, digo que estos patinazos son tan obvios que hasta gente de tan cortas entendederas como Darias y Sánchez deben captarlas. Por lo tanto, se abre la puerta a la sospecha, ante unas cosas que suponen tan jugosos beneficios. Qué casualidades.