En este denso análisis que señala en PÚBLICO Manolo Marrero, Daniel Bernabé se ocupa de desmontar la campaña de bulos e insidias largada por la opulenta Europa del Norte, contra el estado español e Italia. Intentan, y consiguen, desde el Norte, responsabilizar al Sur por la invasión vírica. Bernabe, apelando al "código abierto llamado Nextstrain, cuya misión es rastrear el árbol filogenético de las enfermedades", para demostrar que el virus salió de China en los cuerpos de las personas ejecutivas del mundo de las finanzas. Porque, hay que recordarlo, el tráfago de todo el mundo con China, a lomos de la globalización descabellad, es intenso. Y hemos tenido, como es costumbre, que sufrir en nuestras carnes la dureza de la catástrofe, pr asumir la gravedad de lo que está pasando. Con la pandemia del Covid-19, pero sobre todo, con una naturaleza que se rebela.

Yo, Chema Tante, considero, con el corazón congelado y aterrorizado, que debatir sobre la tragedia venezolana es inviable. Los ánimos e han encrespado de tal manera que nadie atiende a nadie y quien sea sospechoso de abrigar criterios distintos al propio es condenado sin apelación posible. Pero es imposible permanecer en silencio, ante el crecimiento de las atrocidades. Este artículo del periodista uruguayo, afincado en México Carlos Fazio, que reproduce TAMAIMOS desde REBELIÓN. desvela muchos detalles que deberían ser asumidos y analizados por quienes con cierta ligereza pontifican sobre el sufrimiento del siempre querido pueblo venezolano. 

En LA OPINIÓN, Rafa Dorta comenta la novela de Ana Beltrán, "Dime que no es verdad"

Francisco Morote, de ATTAC, recomienda este artículo de Joseph Stiglitz que solamente veo en español publicado en el caraqueño EL NACIONAL. Algo que no entiendo, porque se trata de un excelente relato breve sobre lo que ha ocurrido y está ocurriendo en Grecia. Proyectable, como siempre hay que decir, al resto de los estados de Europa. Y de muchios del mundo. Lo que constata Stiglitz es lo tantas veces se ha repetido: el absoluto fracaso de las medidas de austeridad. En todos los conceptos. Porque, no solamente no han servido para que los pueblos mantengan una vida digna sino tampoco para recomponer las maltrechas economías de los distintos países. Solamente han funcionado para enriquecer más a quienes ya detentaban la riqueza.