Alejandro Tena en PÚBLICO informa sobre el rampante desprecio de la legalidad, de las sentencias de los tribunales europeos y de las decisiones de Naciones Unidas, practicado por el gobierno del estado español, que se dispone a negociar con Marruecos la delimitación de aguas, incluyendo las de soberanía saharaui, al margen del representante legítimo del pueblo saharaui, que es el Frente Polisario. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado
Alejandro Tena en PÚBLICO informa sobre la lógica posición de los legítimos representantes del pueblo saharaui -elFPolisario, según la Justicia Europea- de negociar su potencial económico con quienes pretendan comerciar con las propiedades saharauis -el pueblo saharaui, según la Justicia Europea. Y yo, Chema Tante, agrego que esto resulta algo tan obvio, que no debería ser motivo de comentario, no debería ser noticia. Pero lo es, por obra y culpa de la codicia y desprecio a las leyes de los gobiernos de Europa, cómplices del robo marroquí. Las declaraciones de Oubi Buchraya Bachir, representante saharaui ante la Unión Europea, son impecables.
Los presidente y vicepresidente del gobierno catalán, la presidenta del Parlament y la alcaldesa de Barcelon, mandan una carta conciliadora a Rajoy y al Jefe del Estado. Un nuevo intento de los muchos con que las personas representantes de la mayoría de la población de Catalunya tratan de cumplir pacíficamente, democráticamente, con la aspiración popular de expresar su opinión. Porque, contra lo que se viene diciendo desde el imperialismo centralista, las instituciones catalanas han querido llevar este asunto por las vías legales y democráticas, pero se les han tumbado todas las iniciativas.
En la página de ATTAC Canarias y en VOZ PÓPULI puede leerse este redundante, pero rotundo y siempre necesario texto de Alejandro Inurrieta que recomienda Francisco Morote. Redundante pero necesario, porque, a pesar de que se está denunciando continuamente este crecimiento intolerable de la precariedad laboral se mantiene. ES el cumplimiento del objetivo estratégico de la ofensiva neoliberal: conseguir una fuerza de trabajo indefensa y angustiada por el temor al paro y, por tanto, sumisa y barata. Nada coyuntural, sino estructural, dice Inurrieta. Estaba todo calculado.